Éxodo 33:15-16
“Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de
aquí. ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu
pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos
apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?”.
Existe un dicho muy común que dice: “dime con quien andas y te diré quien
eres”, porque si andas con personas de mala reputación lo mas fácil de creer es
que tu también lo eres. Si andas con personas honorables no es difícil imaginar
que tu lo eres. De cierta manera las personas que reúnen las características
como líderes tienden a ser seguidos por otros. Lo siguen porque creen en sus
ideales. Y generalmente adoptan las características, las cualidades de sus
lideres.
En el Éxodo de la Biblia
encontramos la narrativa de cómo Moisés caminó con Dios, y en ese recorrido
cada día Moisés se parecía mas a Jehová. Se parecía en su carácter, en su
dedicación, en su manera de interceder, en su paciencia y sobre todo en su amor
hacia un pueblo que constantemente lo atacaba. Además se cuenta en este libro
de cómo Moisés guía al pueblo de Dios hacia la tierra prometida. Son muchas las
adversidades que enfrenta Moisés, rebeliones, desobediencia y murmuración son
la constante diaria que debe soportar este líder. Pero en este libro se narra
también sobre las grandes manifestaciones gloriosas realizadas por Dios para
salvar a su pueblo.
En ningún momento Moisés camino solo, menos actuó solo en esta enorme
tarea, siempre fue guiado por la mano poderosa de Dios, cada guerra que libró
fue ganada porque Dios peleó por ellos. Además cada necesidad fue suplida por
Dios. El Maná, el agua, la sombra de día, la luz de noche, y el sustento de
ellos durante 40 años de tal manera que ni su ropaje se desgastaba. Pero, no
obstante a toda esa divina protección y provisión, el pueblo siempre se propuso
renegar de todas sus circunstancias, murmuraban en contra de su líder, a cada
paso que daba, mostraban su poca fe, no le creían a Dios, se rebelaron vilmente
en contra de Él cuando honraron al becerro de oro, fueron tan desagradecidos
que le atribuyeron a dicha imagen labrada la gloria de su éxodo. Fueron muchas
las formas en las cuales desagradaron a Dios que lo llevaron a Él a tomar una
decisión:
Éxodo 33:1-3
“Jehová dijo a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la
tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, Isaac y Jacob,
diciendo: A tu descendencia la daré; y yo enviaré delante de ti el ángel, y
echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al
jebuseo (a la tierra que fluye leche y miel); pero yo no subiré en medio de ti,
porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino”.
Moisés que caminaba con Dios desde el día de su llamado fue transformado
completamente, después de ser un asesino se convirtió en el hombre mas manso
sobre la faz de la tierra, mas que todos los hombres sobre la faz de la tierra
(Números 12:3). Dios hizo de Moisés una nueva persona. Todo en él fue renovado.
El carácter de Dios se podía observar en la personalidad de Moisés casi en su
totalidad. Cuando Dios tomó la decisión de no caminar mas con ellos, sin lugar
a dudas causó grandes reacciones en el pueblo pero también en Moisés, porque el
pueblo ciertamente llegaría a su destino pero no lo haría caminando con Dios.
Era demasiado deshonroso todo lo que habían hecho que Dios decidió no caminar
mas con ellos.
Casi puedo imaginar los rostros desencajados del Pueblo, la desilusión de
Moisés, si caminando con Dios todo este tiempo las cosas habían sido bastante
complicadas con sus hermanos, ¿que podía esperarse en adelante para él si Dios
no iba guiándolo? ¿Si Dios no iba respaldándolo, como podría Moisés ir seguro
en su misión si Dios no lo acompañaba? De ahí que la reacción del pueblo fue la
siguiente: “Y oyendo el pueblo esta mala noticia, vistieron luto, y ninguno se
puso sus atavíos” (Éxodo 33:4).
Sin embargo Moisés pese a ser manso, no tomó a la ligera esta decisión de
Dios, él no podía quedarse tranquilo de ninguna manera, esta decisión jamás
podría satisfacerlo, simple y sencillamente porque Él amaba a Dios, disfrutaba
caminar con Dios, encontraba enorme satisfacción dialogar con Dios, escuchar
sus planes, recibir sus ordenes. Moisés no podía dejar ir tanta bendición tan
fácilmente, y esa es la razón por la cual no daría un paso adelante si Dios no
lo acompañaba. Dice el mismo capitulo en el verso once que “hablaba el Señor
con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo”.
Después de eso, te puedes imaginar entonces, quien va querer terminar una
enorme relación de amistad con el mismo Dios. Esta es la razón por la cual todos
deberíamos de sentir enorme admiración por Moisés, por esa clase de relación
que mantuvo con Dios, por esa clase de determinación, porque siempre anheló mas
de Dios, siempre quiso estar mas cerca de Dios. La tierra prometida no era el
objetivo de la relación con Dios, ese no era el fin primario para Moisés, el
fin primario para Moisés era caminar con
Dios.
Te pregunto hermano(a): ¿crees que se siente lo mismo lograr tus metas sin
haberlo hecho caminando con Dios? Acaso ¿será igual de satisfactorio llegar a
tu destino si Dios no va contigo? La respuesta es absolutamente NO, porque todo
tiene sentido cuando Dios es el autor de todas las cosas.
Es mas satisfactorio graduarte del colegio o de la universidad cuando es
Dios quien siempre motivó tus esfuerzos…, es mejor casarte con la persona
indicada cuando sea Dios quien te de a la mujer idónea..., es de mayor estima
cuando alcanzas un excelente trabajo, o tu negocio crece si es Dios quien
otorga todo.
Por lo tanto no camines solo, no vivas tu vida de manera independiente, no
des un paso hacia adelante si la presencia de Dios no va contigo. Nunca dejes
que tu vida vaya sin la protección de la Nube, o sin la Luz de la Columna de Fuego, nunca
pongas tu destino final basándote en tu propia brújula, la tierra prometida
aguarda por ti pero no tiene ningún valor si cuando llegues a ella Dios no está
ahí. No vayas sin el Dios que te provee el Maná, no camines sin que Dios sea el
que te provee y mantiene intacta tu ropa. No camines sin que sea Dios el que
satisfaga toda tu sed y sacie toda tu necesidad. Procura como Moisés decirle a
Dios: “Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí”. En todo tu
caminar cristiano has tu lo posible y deja que Dios haga lo imposible. Amen!!!
“Gracia y Paz”
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