¿TIENES TU CONFIANZA PRIMERO EN EL SEÑOR?
Jeremías 17:5-8
“Así dice el Señor: Maldito el hombre que en
el hombre confía, y hace de la carne su fortaleza, y del Señor se aparta su
corazón. Será como arbusto en el yermo y no verá el bien cuando venga; habitará
en pedregales en el desierto, tierra salada y sin habitantes. Bendito es el
hombre que confía en el Señor, cuya confianza es el Señor. Será como árbol
plantado junto al agua, que extiende sus raíces junto a la corriente; no temerá
cuando venga el calor, y sus hojas estarán verdes; en año de sequía no se angustiará
ni cesará de dar fruto”
Norma y Luis habían estado felizmente casados por más de
cinco años. Hacía tres años había nacido un niño que había traído aún más
felicidad a esta pareja. Económicamente habían prosperado mucho, se llevaban
muy bien, se amaban, en fin todo parecía indicar que era el matrimonio ideal.
Un día, de manera inesperada, llegó la noticia bomba a oídos de Norma: Luis le
había sido infiel por más de un año, con Marta, su mejor amiga desde que ambas
eran unas adolescentes.
El negocio de Ernesto había progresado enormemente. Ahora
podía darse el lujo de tomarse unos días de vacaciones de vez en cuando con su
familia. Realmente necesitaba el descanso después de muchos años de trabajar
duramente 14 o 15 horas diarias, 7 días a la semana. Por suerte podía estar
tranquilo, pues sabía que podía dejarlo todo en manos de su “mano derecha” y
amigo José Luis, el cual había demostrado que era muy eficiente en el manejo
del negocio. Pero un día, Ernesto recibió una llamada de su contador, citándolo
a una reunión urgente. Allí se enteró que su “hombre de confianza”, le había
estado robando por medio de facturas falsificadas a nombre de clientes que no
existían.
Lamentablemente, situaciones como estas no suceden de
manera esporádica, sino todo lo contrario; con frecuencia nos encontramos en la
vida grandes decepciones, generalmente producto de haber puesto nuestra
confianza en alguien que después nos traicionó. Pero, ¿cómo podemos evitar
estos desengaños? Ciertamente no es posible para nosotros saber qué hay en el
corazón de las demás personas. Alguien puede estar fingiendo fidelidad, pero en
realidad sus intenciones son otras. O quizás sus propósitos fueron buenos al
principio, y después en algún momento cayó en tentación. El pasaje de hoy nos
da una clara advertencia que debemos tener en cuenta siempre: Aquel que confía
en una persona sin tener en cuenta la dirección de Dios es “maldito”, es decir
está predestinado a sufrir malas consecuencias. ¿Qué, pues debemos hacer?
En Hechos capítulo 10, la Biblia nos habla acerca de una
situación que puede servirnos como una gran enseñanza. Cuenta que en la ciudad
de Cesarea “había un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada
la Italiana, piadoso y temeroso de Dios”, el cual oraba cuando se le ordenó en
una visión que enviara hombres a buscar al apóstol Pedro a la cercana ciudad de
Jope, quien le diría lo que él tenía que hacer en aquel momento. Cuando estos
hombres llegaron donde Pedro, él estaba orando, y allí el Espíritu le dijo: “He
aquí, tres hombres te buscan. Levántate, pues, y desciende y no dudes de ir con
ellos, porque yo los he enviado”. En otras palabras: “No te preocupes. Puedes
confiar en ellos”. ¡Qué maravillosa seguridad envuelven estas palabras! ¡Si
nosotros pudiésemos estar tan seguros al poner nuestra confianza en alguien!
El pasaje de hoy dice también: “Bendito es el hombre que
confía en el Señor, cuya confianza es el Señor”. Puedes confiar plenamente en
Dios porque él ha demostrado con creces su amor por nosotros, porque todo lo
sabe y todo lo puede, porque es fiel y nunca nos falla y porque él ha prometido
que “no te dejará, ni te desamparará” (Deuteronomio 31:6). No nos dice esta
enseñanza que debemos desconfiar de todos los que nos rodean, sino que debemos
confiar primeramente en el Señor, y buscar en él el discernimiento espiritual
para saber en quién y hasta qué punto podemos depositar nuestra confianza en un
momento determinado. Y, de alguna manera, el Espíritu Santo, como hizo con
Pedro, nos lo hará saber.
ORACIÓN:
Mi Padre amante Celestial, te doy gracias porque puedo
depositar en ti toda mi confianza sin temor a que me vayas a fallar. Te ruego
me des discernimiento para ver más allá de una amistad o una relación al
momento de confiar en una persona. Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
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