¿Creerías que
más de la mitad de las personas piensan que se pueden ganar el cielo haciendo
buenas obras? No hablo solo de los Cristianos, hablo de la personas en general.
Ven a Dios como un matemático que está registrando en un gran libro de
contabilidad todas las buenas y las malas obras que determinarán su destino
eterno.
Este tipo de
pensamiento está lleno de problemas. Piénsalo, ¿Dónde se traza exactamente la
línea de las buenas y las malas obras? ¿Cuántas buenas obras son necesarias
para ser aprobado? ¿Cuántas buenas obras son necesarias para justificar una
mala? ¿piensas que diez palabras amables remplazarán un mal pensamiento? ¿Y que
pasara si pierdes el corte por una?
Aun cuando este
concepto es fundamentalmente falible; es la razón principal del porqué las
personas no siguen a Jesús. Porque es muy difícil para ellos identificar su
necesidad. Es por eso que es imprescindible que analices cual es tu necesidad.
Lo que sucede es
que le damos más importancia a la justicia relativa y menos importancia a la
justicia divina, es decir, a la santidad absoluta de Dios. De hecho, siempre ha
sido difícil para los más sabios e inteligentes ver su necesidad. Veamos unos
simples ejemplos: Cuando estás en el fondo del montón es más fácil mirar hacia
arriba. Cuando estás en la cárcel es más fácil admitir tu necesidad. Cuando has
destruido a tu familia a causa del alcoholismo, es más fácil buscar a Dios.
Pero cuando estás entre los mejores y los más sabios es muy difícil ver tu
necesidad. El problema es que casi todos pensamos que estamos en este último
sitio.
Para entender
esto tenemos que aumentar el nivel de nuestra necesidad. Necesitamos analizar
nuestra justicia relativa (buenas obras) e ir mas allá de la justicia relativa.
Si quieres creer que con tan solo vivir una vida moral te irás al cielo, mira
lo que dijo Jesús: “Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que
la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo
5:20).
Podría yo
asegurar que las personas que escucharon esas palabras han de ver pensado “¡Ay
Caray!” Esta fue una declaración asombrosa porque los fariseos eran los
superestrellas espirituales de aquella época. Se memorizaban todo el Antiguo
Testamento. Iban al templo o la sinagoga tres veces al día. Se detenían a orar
siete veces al día. Diezmaban fielmente al tesoro del templo y sin embargo,
Jesús dijo: “Si quieren irse al cielo, tendrán que ser mejores que ellos”.
Quizás estés
pensando, entonces ¿Qué es lo que Dios espera de mí? Dios espera que cada hijo
suyo sea perfecto. Jesús dijo: "Sed, pues, vosotros perfectos, como
vuestro Padre que está en los cielos es perfecto" (Mateo 5:48).
De manera que el
estándar que debemos buscar es la
PERFECCIÓN , no solo las “buenas obras” que estemos haciendo.
Si el estándar es la perfección ¿Cómo haremos delante de Dios? ¿Ves el
problema? ¿Ves tu necesidad?
Por eso digo que
es absurdo pensar que con tan solo vivir una vida moral, y no haciéndole daño a
nadie o haciendo obras de caridad, nos garantizarán un lugar en el cielo. Creo
que las personas que piensan así, están rotundamente equivocadas. La salvación
es un regalo misericordioso de Dios y depende de la PERFECCIÓN Y LA SANTIDAD. La
Salvación no se puede comprar ni mantenerla haciendo buenas obras. Dios no
perdona nuestros pretextos, perdona nuestros pecados.
No importa que
tan moral vivamos la vida, SI NO SOMOS VERDADEROS SEGUIDORES DE JESÚS, LAS
“BUENAS INTENCIONES” POR MÁS BUENAS QUE SEAN SON BUENAS PARA NADA.
Hebreos 12:14
“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”.
“Gracia y Paz”
Reflexiones
Cristianas