EN PRIMERA FILA
Eclesiastés
11:3
“Si el árbol
cayere al sur, o al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí quedará”.
Lucas 5:24
“El Hijo del
Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados”.
Nunca lo había
visto en una iglesia. Jamás, ni siquiera con motivo del entierro de sus amigos,
entraba en el lugar donde se presentaba la Palabra de Dios, sino que se iba al
bar más cercano y esperaba que la ceremonia terminase. Pero hoy entró sin poner
resistencia alguna, y está en primera fila. ¿Le parece raro? Si usted comparte
su misma incredulidad, tal vez le parezca una debilidad de su parte. Sin
embargo este hombre nunca más tendrá la posibilidad de entrar, pues su cuerpo
yace ahí, acostado en un ataúd de madera de roble. ¿Y dónde está su alma?
La Palabra de
Dios es clara y nos enseña que mientras la vida está en el hombre, la salvación
está a su alcance y puede aceptarla por la fe en el Hijo de Dios, muerto por él
en la cruz. No obstante, en el momento en que el espíritu deja el cuerpo, todo
se acaba; ya no hay más posibilidad de arrepentimiento ni fe, y como
consecuencia, no hay más salvación. Es demasiado tarde; el incrédulo resucitará
con sus pecados para ser juzgado. Pueden recubrir su ataúd con flores, coronas,
y añadir discursos piadosos, pero “en el lugar que el árbol cayere, allí
quedará” (Eclesiastés 11:3).
“El Hijo del
Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados” (Lucas 5:24). Pero
fijémonos bien que dice “en la tierra”, es decir, ¡mientras todavía respiramos!
“Gracia y Paz”
La Buena
Semilla