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lunes, 28 de julio de 2014
ORACIÓN
ORACIÓN:
Amante Padre celestial, te doy gracias porque en ti
encuentro siempre el socorro que necesito en los momentos difíciles de mi vida.
Por favor ayúdame a esperar en ti, sabiendo que tú me darás nuevas fuerzas y,
al igual que las águilas, podré elevarme por encima de las circunstancias de
esta vida. En el nombre de Jesús, Amén.
¿SIENTES QUE TE FALTAN LAS FUERZAS?
¿SIENTES QUE TE FALTAN LAS FUERZAS?
Isaías 40:30, 31
“Los muchachos se fatigan y se cansan, los
jóvenes flaquean y caen; mas los que esperan en el Señor tendrán nuevas
fuerzas, levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán
y no se fatigarán”.
Este pasaje nos muestra al águila como un símbolo de los
que esperan y confían en el Señor. Esta ave es interesante desde su origen. Un
pollo está listo para ser vendido en el mercado en nueve semanas; un águila no.
Las águilas necesitan (como es el caso del águila real) hasta un año para volar
solas. Los verdaderos cristianos, al igual que las águilas, necesitan tiempo
para madurar. Una vez que el águila madura, es capaz de elevarse hasta donde
ninguna otra ave puede llegar. Allá en las alturas vuela majestuosamente,
generalmente sola. El cristiano muchas veces queda solo por causa de sus
principios, pues generalmente anda en contra de las corrientes del mundo. Este
mundo, con sus valores y conceptos, no es la residencia ideal para el pueblo de
Dios. Realmente estamos aquí de paso. Así que no tengas miedo de quedar solo.
Vuela bien alto en el mundo espiritual, lo más cerca posible de Dios.
¿Has pensado alguna vez adónde van las águilas cuando
llega la tormenta? ¿Dónde se esconden? Bueno, lo cierto es que no se esconden.
Abren sus alas, y emprenden el vuelo hacia lo alto a una velocidad de más de 60
millas (unos 100 kilómetros) por hora. Ellas saben que las nubes oscuras, la
tempestad y las descargas eléctricas pueden tener una extensión de 100 a 160
pies aproximadamente (entre 30 a 50 metros), pero por encima de ellas brilla el
sol. En medio de ese esfuerzo y esa lucha con los vientos pueden perder plumas,
herirse, agotarse, pero insisten y siguen adelante siempre hacia lo alto.
Después, mientras todo el mundo queda a oscuras allá abajo, ellas vuelan
victoriosas, en paz, allá arriba.
El apóstol Pablo nos exhorta a poner siempre nuestros
ojos en lo Alto. Él nos dice en Colosenses 3:1, 2: “Si, pues, habéis resucitado
con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra
de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”. Y el
autor de la epístola a los Hebreos compara la vida en este mundo y sus
dificultades con una carrera. Y escribe lo siguiente: “Corramos con paciencia
la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe” (Hebreos 12:1-2). Poner los ojos en Jesús es hacerlo a él
el foco central de nuestras vidas. Es mirarlo a él y no a las circunstancias
que nos rodean. Si nos concentramos en las circunstancias, entonces ellas van a
controlar la situación y van a dirigir nuestra manera de actuar. Pero si ponemos
nuestros ojos en Jesús él se encarga de ellas. Si nos concentramos en el Señor,
entonces él toma el control y todo se resuelve. No importa cuán imposible sea
para nosotros.
Busca el rostro del Señor en oración, espera
confiadamente en él, y sentirás como milagrosamente surgen en ti fuerzas y
valor que antes no tenías. Cuando el salmista se sintió solo y desamparado en
medio de una prueba, escribió en el Salmo 121 lo siguiente: “Alzaré mis ojos a
los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo
los cielos y la tierra”. Al igual que el salmista, mira hacia el cielo en busca
de socorro, de paz y de protección. Como las águilas, concéntrate en elevarte
hacia lo alto buscando el rostro del Señor.
¿Estás en medio de una tormenta? ¿Sientes que te faltan
las fuerzas? Como cristianos, nosotros tenemos recursos divinos para enfrentar
los tiempos de prueba y salir victoriosos. El pasaje de hoy nos dice que los
que esperan al Señor “tendrán nuevas fuerzas”, es decir recibirán renovación
interior que los capacitará para seguir hacia delante.
Tal vez por todas estas cosas el profeta Isaías comparó a
los que confían en el Señor con las águilas. Quizás hoy tengas delante de ti un
día lleno de desafíos. Algunos de ellos pueden parecer imposibles de vencer,
pero recuerda: descansa en el Señor, pasa tiempo con él y después enfrenta la
batalla, sabiendo que más allá de la tormenta brilla el sol.
ORACIÓN:
Amante Padre celestial, te doy gracias porque en ti
encuentro siempre el socorro que necesito en los momentos difíciles de mi vida.
Por favor ayúdame a esperar en ti, sabiendo que tú me darás nuevas fuerzas y,
al igual que las águilas, podré elevarme por encima de las circunstancias de
esta vida. En el nombre de Jesús, Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
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