Romanos 1:26-27
“Por esto Dios los entregó a
pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que
es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso
natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo
hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la
retribución debida a su extravío”.
También en el libro de Judas
leemos de un día futuro tan malvado y vil en el cual Dios vendrá con sus santas
decenas de millares para hacer juicio por todas las obras impías. Judas
profetizó que los hombres se entregarán a sus deseos sucios de lujuria, siendo
burladores, sensuales, “que espuman su propia vergüenza” (Judas 13). Esto se
refiere a una sociedad de fornicadores corruptos que van “en pos de vicios
contra naturaleza”, lo cual se refiere a la rampante homosexualidad.
Hoy día, América no es la única
nación que ha quitado los límites morales. El derrumbe moral está en todo el
mundo, y se está volviendo muy evidente que Satanás está vomitando las
abominaciones del infierno sobre la humanidad. Este es un tiempo, se nos
advierte en las Escrituras, cuando el diablo tratará de seducir a los elegidos
de Dios.
Judas miró hacia adelante, en
esos tiempos viles, malvados, y vio algo más, algo muy inspirante y milagroso.
En medio de toda la inmoralidad y degradación en aumento, él vio un pueblo
“llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo” (Judas 1).
No importa cuán corrupto se
vuelve este mundo en los días venideros – no importa cuán demoniacos sean los
medios de comunicación, TV y películas, no importa cuánto aumenta la adoración
a los diablos, no importa cuánto tratan de forzar su agenda los homosexuales en
la sociedad, no importa si el mismo diablo camina por las calles – Dios va a
preservar a sus hijos. Él va a preservar para sí mismo un pueblo santificado. El
los cuidará del malvado, y ellos se fortalecerán en fe y devoción, mientras los
impíos corren hacia la destrucción.
Escuchen la palabra del Señor: “Y
el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu,
alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor
Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará” (1 Tesalonicenses
5:23-24).
David dijo, “Porque Jehová…no
desampara a sus santos. Para siempre serán guardados” (Salmo 37:28). “Cercando
andan los malos…Tú Jehová, los guardarás; de esta generación los preservarás
para siempre” (Salmo 12:7-8).
Que esta oración del apóstol
Pablo sea nuestra oración en los tiempos malos y turbulentos que tenemos por
delante: “El Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino
celestial” (2 Timoteo 4:18).
¡Regocíjate! Dios ha pactado
guardar y preservar a todos aquellos que confían plenamente en él.
“Gracia y Paz”
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