Juan 1:6-8
“Hubo un hombre enviado de Dios,
el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de
la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que
diese testimonio de la luz”.
Dios llamó y sigue llamando a hombres
y mujeres que estén dispuestos a obedecer ese llamado. Juan respondió a ese
llamado sin mediar palabras, él dijo, relacionado a ese llamado, que obedecía
sin ni siquiera conocer a Aquel a quien estaría anunciando, Juan dijo: “Y yo no
le conocía” (Juan 1:31).
Muchos pretenden hacer las cosas
a su modo y no al modo de Dios. Dios llamó a Juan y le dio algunas señales,
leemos: “Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre Él, ése
es el que bautiza con el Espíritu Santo” (Juan 1:33).
Juan fue ese hombre sometido a
Dios en todo, fue ese misionero que no preguntó nada y se sometió todo. Juan
nos recuerda con su vida aquellas cosas que aún en nuestros días siguen
rugiendo, aquellas cosas que quizás puedan ser objeto de rechazo para algunos,
pero para Juan fueron sencillamente las glorias de su ministerio.
Juan vino por testimonio, para
dar testimonio de la luz. Su misión fue grande, este sería el precursor del
Mesías, al igual hoy hay muchos hombres que presiden su llegada al levantar a un
pueblo, hombres que al igual que Juan son testimonios vivos, señalando la forma
y manera de llegar a Dios, Juan preparó el camino el Señor, allanó y exhortó al
pueblo a someterse a las palabras proféticas que hablaban de él, leemos: “…Voz
del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; enderezad sus
sendas. Todo valle se rellenará, y se bajará todo monte y collado; los caminos
torcidos serán enderezados, y los caminos ásperos allanados” (Lucas 3:4, 5).
Dios ha querido usar a su pueblo para preparar todo lo relacionado con su Hijo
Jesús, Dios ha querido siempre preparar un pueblo recipiente de su Palabra y
preparado para toda buena obra.
Vino por testimonio; el
testimonio y la vida de Juan era una digna de admirar, Juan vivió para Dios
desde su niñez: fue llamado desde antes de nacer y aun cuando podía olvidarlo
todo y seguir su propia vida, escogió mejor someterse a aquello en lo cual
había sido instruido.
Dios sigue buscando hombres con
testimonio limpio. Juan fue llamado por testimonio, para que diese testimonio
de la luz a fin de que todos creyesen por él.
Hoy todos miramos la vida de Juan
y podemos notar que Dios le honró por su vida de búsqueda y sometimiento a Dios
y a su Palabra. A fin de que todos creyesen por él. El propósito de Dios ha
sido que todo aquel que quiera tomar su Palabra para anunciarla tendrá que
tener una vida de buen testimonio, una vida llena de sometimiento, una vida
llena de ese testimonio que caracterizó a Juan.
Juan no le conocía, Juan no
conocía a Jesús pero aun así, llego al Jordán, comenzó a predicar; a bautizar y
cuando llegó aquel gran día esperado, bajó a las aguas para bautizar al Autor
de la vida. Dios le dio a Juan el gran privilegio de ser el bautizador de Jesús.
Juan le vio y dio testimonio de Él diciendo: “He aquí el cordero de Dios que
quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Y Jesús dio testimonio de la vida y del
ministerio de Juan el bautista cuando presentó como ejemplo a las gentes que le
seguían diciendo: “De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha
levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de
los cielos, mayor es que él” (Mateo 11:11).
“Gracia y Paz”