(Este tema está dedicado a
todas las bellas damas y varonas de Dios que lo lean).
Ester se caracterizaba por ser
una mujer muy bella, además de piadosa, valiente y sabia. Poseía un
fuerte patriotismo y una fe muy grande. Ester también se caracterizaba por su
determinación. De hecho, Ester significa: la que brilla como una estrella. Ester
fue adoptada por su primo Mardoqueo, quien se convirtió en su padre y tutor,
cuando murieron sus padres. Mardoqueo ocupaba una posición administrativa en el
palacio de Susa. Un día éste se enteró de que el rey Asuero había repudiado a
su esposa, la reina Vasti, la cual también era una mujer muy hermosa, por no
presentarse a las fiestas que él ofrecía en su palacio. Por esta razón, el rey
buscaba una nueva esposa, sin importar su procedencia, la cual debía mantenerse
en secreto. Ester fue elegida por su belleza y encanto, y se convirtió en la
reina de los Medos.
Por cierto, no es pecado ser
bella, no es pecado que lo reconozcas, no es pecado que busques ser bella, sí
hermana, te lo digo a ti que estás leyendo. Dios te ha dado una belleza
especial. Flaca, gordita, alta o bajita, rubia o morenita, española o
inglesita, citadina o rancherita, tú, como seas, eres el ser más bello que ha
sido creado por Dios. Desgraciadamente este mundo ha tergiversado todo y a
lo malo llaman bueno y a lo bueno malo. Pero, no es malo que quieras ser
bella, tanto para tu marido, para el hombre que amas, como para dar una buena
imagen de la obra que Jesús ha hecho en tu vida. Sí, es verdad, que la
falta de limpieza, la falta de arreglo, y desgraciadamente el sobrepeso corporal,
generalmente dan una mala imagen a cualquiera que ve a una dama “pasadita” de
peso. Si te miras al espejo y tú en tu corazón sabes que necesitas
un cambio en tu vida, pídele a Dios sabiduría, pero sin caer en las trampas de
la falsa belleza.
Nada de riesgosas cirugías. Tú,
como la Reina Esther, tienes una belleza natural dada por Dios, pídele a Él
que te ayude a descubrirla. Pide ayuda a alguna amiga o pariente que si se
preocupe por ti. Te lo repito, y esto viene de Dios, ser bella, no es pecado,
no es carnal, no es terrenal, ser bella es reconocer que eres una creación de
Dios, y más que eso, una hija amada y tanto tu interior como tu exterior
revela la imagen sobre la cual has sido creada. Dios te ha creado a su
imagen y semejanza, refiriéndose esto a que Dios te ha creado bella, buena,
santa, poderosa, fiel, verdadera, tierna, amorosa. Te felicito, belleza de
Dios.
Ester oró al Señor y le pidió
sabiamente instrucción. Ester confió plenamente en Dios y no temió a la muerte.
Osó molestar a su rey y, sin embargo, fue recompensada: por confiar en su
Señor. Ester no dudó, le pidió fortaleza a Dios, su Señor.
“Si he hallado gracia a tus ojos,
¡oh rey!, y si el rey lo cree bueno, concédeme la vida mía: he ahí mi petición,
y salva a mi pueblo: he ahí mi deseo. Porque estamos vendidos yo y mi pueblo
para ser exterminados, degollados, aniquilados” (Ester 7: 3-4).
Dios utilizó a Ester como un
elemento clave para salvar a su pueblo. En ese tiempo la mujer NO era tomada en cuenta por la sociedad,
sin embargo, el Señor la escogió a ella y le dio el papel protagónico porque
ella confiaba ciegamente en ÉL.
¡Gracia y Paz!
Mujeres valientes de la Biblia.