domingo, 24 de febrero de 2013

LA IMPORTANCIA DE LA ORACIÓN



Orar a Dios es tener una conversación con nuestro Padre Celestial. La oración es comunicarse con Dios. Debido a que Él nos ha hecho miembros de Su familia, podemos acercarnos a Él con toda confianza, sabiendo que nos escucha y responde nuestras oraciones. La oración es mucho más que palabras.

Es una expresión del corazón hacia Dios. Es una experiencia, una relación, no una actividad. La Biblia nos enseña que Jesucristo mismo tuvo una vida de oración. No solamente Él, sino los hombres y mujeres de la Biblia que tuvieron un gran impacto entre sus contemporáneos. Eso nos enseña la importancia y prioridad que la vida de oración debe tener en nuestras vidas.

Así como los niños aprenden a hablar, los hijos de Dios podemos aprender a orar de acuerdo al patrón que Jesucristo nos enseña en Su palabra.

Aprendamos a Orar:
“Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal” (Lucas 11:1-4).

¿Cuales son los 3 aspectos básicos señalados en esta Oración?
Debemos de pedirle a Dios dándole las gracias por todo. Siempre pidiéndole que obre según su Voluntad, arrepintiéndonos de nuestra maldad y a la vez pidiéndole que nos libre de ella. El Señor Jesucristo nos da esta oración como un modelo (o ejemplo) y no para que la repitamos mecánicamente (rezar). “Y al orar no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos” (Mateo 6:7).

¿A Quién Debemos Dirigir Nuestras Oraciones?
Así como cuando queremos que alguien en particular nos escuche, nosotros debemos dirigir nuestras oraciones al Único que tiene potestad de contestarnos, Dios. “Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pedís en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14:13-14).

Nuestras oraciones debemos dirigirlas a Dios Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. En la Biblia no existe ningún caso de oraciones dirigidas al Espíritu Santo, la tercera Persona de la Trinidad. No debemos orar a ningún otro ser, ya sea animal, hombre o mujer. Los términos de la oración los establece Dios en las Escrituras, no nosotros o alguna tradición religiosa.

Aspectos Personales para la Oración:
Nuestra actitud es lo más importante cuando le oramos a Dios. No existe una forma específica de orar o alguna postura física en particular.

Podemos orar:
·      De pie.
·      De rodillas.
·      Levantando las manos.
·      Postrados.
·      Sentados.

A Dios no le interesa realmente nuestra posición física, lo único que mira es la sinceridad de nuestro corazón y en base a ello es que Él responde nuestras oraciones.

¿Con que actitudes debemos Orar?
·      Con una actitud de arrepentimiento.
·      Con una actitud de confianza.
·      Con una actitud de humildad.
·      Con una actitud Temerosa a Dios.
·      Con una actitud de Fe.

Conclusión:
La oración es el mayor privilegio de la vida cristiana y la fuente de poder más revolucionaria que el hombre haya conocido. Si tu tomas seriamente las promesas de Dios y comienzas a apropiártelas por fe, mediante la oración, todo lo que Él te ha prometido se ira cumpliendo, comenzarán los milagros en tu camino, las multitudes serán conducidas a nuestro Señor Jesucristo a través de ti.

El mismo curso de la historia sería cambiado y tu estarías ayudando a cumplir la Gran Comisión durante tu vida en este mundo.

Te debes de comprometer a:
1.- Apartar un tiempo a diario para Orar.
2.- Reunirte con otros hermanos para orar juntos.
3.- Enseñarle a otros como hacerlo.

“Orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17).

Reto: ¡¡La oración es poderosa, nunca dejes de orar!!


“Gracia y Paz”
Vida Cristiana

¿PREFIERES AGRADAR A DIOS O A LOS HOMBRES?



Hechos 4:13-20
“Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”.

En el capítulo anterior (Hechos 3), Pedro y Juan habían sanado a un hombre cojo de nacimiento, por lo que el pueblo, maravillado, los seguía. Y ellos predicaban a todos el evangelio de la salvación por medio del sacrificio de Jesucristo. En el pasaje de hoy vemos la reacción de los religiosos judíos, los cuales les amenazaban para que “en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.” Es aquí donde Pedro y Juan tienen que decidir a quien van a servir, a quien van a obedecer, a quien van a agradar. Su respuesta fue clara y terminante: “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”. ¡Qué tremenda enseñanza! Ante el desprecio y las amenazas del mundo, debemos permanecer firmes en el servicio y la obediencia al Señor. Él se encargará de nuestros enemigos y premiará nuestra fidelidad. En este caso tuvieron que dejarlos libres, pues no hallaron “ningún modo de castigarles”, dice el versículo siguiente al pasaje (v.21).

El evangelista inglés George Whitefield (1714-1770) fue falsamente acusado por sus enemigos. En una ocasión Whitefield recibió una maligna carta acusándole de mal comportamiento en ciertas ocasiones. Su contestación fue breve y cortés: “Le agradezco cordialmente su carta. En cuanto a lo que usted y mis otros enemigos están diciendo acerca de mí, sé cosas peores acerca de mí mismo que usted jamás me podrá llegar a decir. Con afecto en Cristo, George Whitefield”. En años de caminar con el Señor, Whitefield aprendió que era más importante agradar a Dios que a los hombres. El saber que lo que estaba haciendo era honroso para el Señor le dio fuerzas para sobrellevar aquel ataque del enemigo a su integridad, y permanecer fiel a Dios.

El apóstol Pablo expresa claramente su manera de pensar al respecto en su carta a los Gálatas: “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” (Gálatas 1:10). Al igual que George Whitefield, Pablo estaba más preocupado por agradar a Dios que a los hombres y no encontraba ninguna razón para cambiar. Si estamos sirviendo al Señor con fidelidad, no necesitamos malgastar el tiempo en defendernos cuando se digan cosas duras, hirientes y falsas contra nosotros. Si estamos andando “como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios”, como dice Colosenses 1:10, con toda seguridad la verdad triunfará sobre las falsas acusaciones y las malas intenciones contra nosotros, y el consuelo y la paz de Dios llenarán nuestros corazones.

Debemos tener en cuenta que lo que Dios sabe de nosotros es más importante que lo que la gente diga de nosotros. Por eso debemos siempre actuar de la manera en que Pablo aconsejó a los colosenses: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” (Colosenses 3:23-24). Concentrémonos siempre en agradar al Señor en todo. Del resto se encarga él.

ORACIÓN:
Mi bendito Padre celestial, por favor te ruego me ayudes a hacer todo lo que esté a mi alcance para agradarte siempre a ti, aunque, si es necesario, tenga que desagradar a los demás. A ti sea siempre la honra y la gloria. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

UN MANDATO DIFÍCIL



1 Tesalonicenses 5:16-18
“Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.

Algunos versículos, como el de hoy, son más fáciles de memorizar que de practicar. Dar gracias es fácil, pero dar gracias en todo es una tarea casi imposible. La gratitud, a veces, parece fuera de lugar al considerar la intensidad del dolor o del malestar que estamos experimentando. Pero tenemos un Consolador que nos ayuda a practicar la gratitud en todas las situaciones.

El Espíritu Santo nos capacita para que hagamos lo que Dios pide, y nos enseña que el hábito de la gratitud es parte de su obra. El Salmo 92 dice: “¡Cuán bueno, SEÑOR, es darte gracias!”, y por eso debemos “proclamar [su] gran amor por la mañana, y [su] fidelidad por la noche” (vv. 1, 2). En otras palabras, debemos esperar y recordar constantemente su ayuda. Pero cuando los creyentes toman conciencia de situaciones dolorosas que no tienen una razón lógica para estar agradecidos, nuestro Consolador da la motivación y las palabras.

Dar gracias en medio del dolor no se produce ni espontáneamente ni aparte de la oración. El pasaje de hoy entrelaza las disciplinas del gozo, la oración y la acción de gracias ya que tanto el regocijo como la gratitud dependen de la comunicación regular con Dios. Una persona que no ora,  se mantendrá demasiado abrumada por sus problemas. Hablar con el Señor obliga a los problemas a alejarse, para que puedan ser reemplazados por la paz.

¿Por qué nos dice el Señor que practiquemos la gratitud? Porque sabe que cuando nos enfocamos en su actividad en nuestra vida, nuestro espíritu es fortalecido, entonces nos regocijamos más, oramos con mayor fervor y aprendemos a dar gracias en todo.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

“LA SEMANA SANTA”



Mateo 15:8
"Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí"

La semana santa es otra de las herencias de la liturgia romanista. Es cierto que el padecimiento del Señor Jesucristo comenzó el 14 de nisan según el calendario lunar Judío (marzo/abril del calendario cristiano), sin embargo, toda la costumbre y tradición que encierra esta fecha, es un inventario establecido por los dogmas de la madre de las rameras: el catolicismo romano.


La Cuaresma y el viernes de ayuno

La observancia de la cuaresma y el ayuno el día viernes santo, fue institucionalizado dentro de la liturgia romanista, el año 988 dC. Dicha práctica ha trascendido de generación en generación hasta nuestros días, aún, cuando los teólogos católicos actuales y sacerdotes, niegan que comer carne el “viernes santo” sea pecado. No obstante, la gran masa de feligreses católico romanos consideran un sacrilegio el comer carne ese día.


La Biblia es categórica en desaprobar costumbres como estas:

“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos...” (1 Timoteo 4:1-3).

El texto es suficientemente claro como para continuar el argumento, sin embargo, es necesario precisar algo mas. Roma ha institucionalizado guardar el día “viernes santo”, es decir el sexto día, que dicho sea de paso, es uno de los días predilectos del satanismo.

Es en esta fecha cuando las pescaderías aprovechan de vaciar sus stocks esperando un balance superior al del año anterior. Es en esta fecha cuando miles de personas intentan “recogerse”, tratan de ser mejores, se arriman al televisor para conmoverse con añejas películas de un “cristo” miniaturizado lejos de toda descripción bíblica, y anhelan que llegue el día lunes para continuar la rutina de vidas licenciosas. En otras palabras, dejan de comer carne un día y se comen el pecado todo el resto del año.

¿De que vale mantener esta tradición empapada de superstición, religiosidad, paganismo, ramitos santiguados y falso recogimiento, si en menos de una semana todo seguirá igual?

Tal vez lo mas importante es que tenemos un día viernes de descanso y que las radios se moderan un poco, y retiran de su programación sandunguera e indeseable.


Vía crucis

Este dogma que impulsa la liturgia romanista y que consiste en la observancia de ciertas estaciones (14) por las cuales habría pasado Cristo camino a la crucifixión, esta lleno de fantasías e ilusiones propias de la teología católica.

Esta liturgia es practicada por el romanismo durante siglos y su principal exponente fue el teólogo redentorista Alfonso Maria Ligorio. Cada año vemos por la televisión al papa de Roma efectuando aquel recorrido “cargando” una cruz y cumpliendo fielmente aquellas supuestas estaciones que el dogma establece.

Es importante precisar dos cosas: Primero, que es en esta liturgia donde se establece el concepto de calvario, que más tarde sería enquistado en el lenguaje evangélico. Es importante indicar que la Biblia jamás habla de “calvario”. El monte donde Cristo fue crucificado se llamaba “monte de la calavera o Gólgota”. Escena de la película "La Pasión" donde Gibson recrea una de las estaciones del Vía Crucis.

En segundo lugar, el dogma del Vía Crucis, se ve claramente reflejado en el guión de la película “La Pasión” del cineasta Mel Gibson, y que por descuido, muchos evangélicos se sintieron profundamente “tocados” con la película, aun cuando a los minutos de iniciada, se aprecia una fuerte tendencia mariana y una diferencia absoluta con los relatos bíblicos.

En resumen, vemos que las sutiles fantasías y mentiras del romanismo, se introducen asolapadamente en la iglesia evangélica, de ahí la necesidad de que existan hermanos que siempre nos estén informando y advirtiendo de estas cosas.


El testimonio de la iglesia primitiva

La iglesia primitiva, lejos de todo dogmatismo y de liturgias, jamás celebraba “semana santa”; por el contrario, acostumbraba a recordar el padecimiento del Señor Jesucristo, cada primer día de la semana, veamos: “El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente, y alargó el discurso hasta la medianoche” (Hechos 20: 7). Si bien, no existe un dogma al respecto, este sencillo relato de la costumbre de los creyentes en Troas con la participación del apóstol Pablo, nos entrega cierta claridad respecto a la frecuencia de la celebración. Cada primer día de la semana. La verdad es que no podría ser de otra forma, considerando que fue el domingo cuando el Señor resucitó y fue el primer día de la semana cuando el Señor se apareció a sus discípulos. Los creyentes de la iglesia primitiva acostumbraban a reunirse el domingo en la tarde para partir el pan, orar y estudiar las escrituras. La reunión era por la tarde, según entendemos en el relato señalado: “… y alargó el discurso hasta la medianoche” (Hechos 20: 7).

Lamentablemente con el paso del tiempo y hasta nuestros días, las cosas han cambiado. Todo se ha vuelto sofisticado, lleno de liturgias y tradiciones que sencillamente no aparecen en la Biblia, y todo, “gracias” al legado de la iglesia de Roma.


Para nadie es un misterio que muchas iglesias evangélicas se han sumado a las tradiciones y preceptos provenientes del romanismo. No solo lo vemos en las arquitecturas de sus locales de reunión, sino que cada vez mas se observa una estrecha afinidad entre ministros evangélicos y sacerdotes o teólogos católicos. La “semana santa” es una muestra de aquello.

Con este artículo, no se pretende desaprobar a hermanos sinceros que se suman a esta fecha. Nuestro interés es defender la veraz fuente de las santas escrituras, por sobre dogmas, tradiciones o liturgias legadas del catolicismo romano. Nuestro deber como cristianos es poner en alto la autoridad exclusiva de las Santa Biblia porque es la Palabra de Dios. Las tradiciones de hombres no nos deben interesar.

Recordar lo que nuestro amado Señor y Salvador hizo en la cruz del Gólgota por nosotros solo una vez al año, es insuficiente considerando lo frágil que es nuestra memoria. Es necesario recordar con frecuencia lo que Cristo hizo por amor a nosotros y que dicho memorial no sea parte de una liturgia tradicionalista motivada por una fecha institucionalizada, por supersticiones o por tal o cual película de Hollywood.

“Gracia y Paz”
Iglesia Apologética

ASÍ ALUMBRE VUESTRA LUZ DELANTE DE LOS HOMBRES



2 Timoteo 4:2
“Que prediques la palabra; que instes á tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende; exhorta con toda paciencia y doctrina”.

Dios ha ordenado que todos seamos testigos por Cristo. El ministro predica el domingo y hay muchas personas que él no puede alcanzar. Pero los miembros de la iglesia salen de los servicios del Domingo y se esparcen por toda la comunidad, teniendo contacto con miles de personas en la vida diaria de negocios, instrucción, recreación, etc. El pastor nunca podría alcanzar a tantas personas. Debemos llevar con nosotros el testimonio del evangelio así como dijo Cristo: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

Pablo nos dice la manera de hacer esto; en buenos tiempos y malos, cuando es fácil y cuando es difícil, demostrando por palabra y por nuestra vida las buenas nuevas de la salvación que Jesús compro por nosotros cuando sufrió la muerte en la cruz de calvario. Si descargamos nuestro deber con fidelidad, no tendremos que avergonzarnos delante de él cuando vuelva por nosotros.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día

UN VARÓN CONFORME AL CORAZÓN DE DIOS



Salmos 130:5
“Esperé yo á Jehová, esperó mi alma; En su palabra he esperado”.

David dice que espera a Jehová, y luego agrega que espera en su palabra. Por sus palabras nos damos cuenta que el objeto de la expectación de David era Dios mismo; una experiencia mas profunda de la presencia de Dios y la certidumbre de perdón y restauración a su compañerismo con Dios. Aquí vemos el corazón de David, y nos damos cuenta de la razón por la cual la Biblia dice que era “un varón conforme al corazón de Dios”. Llevaba una vida devocional en la presencia de Dios. Fijémonos como esperaba; “en su palabra he esperado”.

Sigamos el ejemplo de David, y pasemos tiempo en la presencia del Señor en la oración, y en la meditación de su palabra.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día