Gálatas 6:9
"No nos cansemos, pues, de
hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos".
Este pasaje de la carta del
apóstol Pablo a los gálatas exhorta a todos los creyentes a esforzarse en
“hacer bien”. Los cristianos debemos seguir el ejemplo del Señor Jesús, quien
en la tierra iba de lugar en lugar "haciendo bien", dice Hechos
14:17. También el apóstol Pedro, en su discurso ante el centurión Cornelio
cuenta “cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y
cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo,
porque Dios estaba con él” (Hechos 10:38).
Ciertamente es una manifestación
visible de la presencia de Dios en la vida de aquellos que sienten en su
corazón el hacer el bien y lo hacen, conforme a la voluntad del Señor. Los que
están a nuestro alrededor serán beneficiados, y los que desconociendo la
palabra de Dios reaccionan negativamente ante estas acciones eventualmente
serán silenciados. Así dice el apóstol Pedro en su primera epístola: “Porque
esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de
los hombres insensatos” (1 Pedro 2:15).
Hacer bien sin descansar es,
pues, el deber del cristiano en un mundo donde hay tanto egoísmo y la búsqueda
de los intereses propios es tan intensa. Estas circunstancias hacen más difícil
que tratemos de hacer bien siempre, pero no debemos olvidar que la infinita
gracia de Dios ha sido sobre nosotros, es decir hemos recibido su favor y su
bendición inmerecidamente al ofrecer la vida de su Hijo para pagar nuestra
deuda y que disfrutemos de vida eterna. Debemos, pues, por agradecimiento,
imitar a Cristo quien hizo bien aún a aquellos que le rechazaron y
despreciaron.
Experimentaremos gozo cada vez
que procuremos aliviar el dolor y la necesidad de nuestros semejantes. Cada vez
que ayudemos a los menos favorecidos y a los necesitados y visitemos a los
enfermos, nuestra propia carga se hará más liviana. Ese contacto con el
sufrimiento, con las miserias físicas o morales nos hará más concientes de
nuestros privilegios y nos fortalecerá para soportar nuestros propios
inconvenientes y dificultades. A la vez nos animará a perseverar con amor en el
importante servicio de la oración y de la caridad. Esta es la verdadera
religión aprobada por Dios. Así afirma el apóstol Santiago en su epístola: “La
religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los
huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”
(Santiago 1:27).
Sin duda hacer el bien nos llenará
de paz y de gozo, y por añadidura el manto de protección de Dios estará siempre
sobre nosotros, y nadie podrá hacernos daño. Dice 1 Pedro 3:13: “¿Y quién es
aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?” Pero aun en el caso
de que Dios permitiera alguna aflicción en nosotros, debemos continuar haciendo
el bien en toda ocasión que se presente, “porque mejor es que padezcáis
haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal”,
continúa diciendo el apóstol Pedro en 1 Pedro 3:17. Más tarde o más temprano la
recompensa divina llegará a nuestras vidas, si persistimos en hacer el bien. El
pasaje de hoy dice que “a su tiempo segaremos, si no desmayamos".
Busca el rostro del Señor cada
día de tu vida, lee la Biblia ,
ora para que el Santo Espíritu de Dios produzca en ti el carácter de Cristo.
Entonces hacer el bien será para ti un estilo de vida, y el nombre de Dios será
glorificado, y tú recibirás muchas bendiciones.
ORACIÓN:
Padre santo, anhelo que de manera natural surja en mí el deseo de hacer
bien cada vez que se presente la oportunidad. Pero reconozco que sólo tu
Espíritu Santo puede poner en mí tanto el querer como el hacer por tu buena
voluntad. Te ruego que pongas en mí el carácter de Cristo para que yo no me canse
de hacer el bien. En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla
No hay comentarios:
Publicar un comentario