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miércoles, 17 de octubre de 2012

¿ESTÁS HACIENDO EL BIEN?


Gálatas 6:9
"No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos".

Este pasaje de la carta del apóstol Pablo a los gálatas exhorta a todos los creyentes a esforzarse en “hacer bien”. Los cristianos debemos seguir el ejemplo del Señor Jesús, quien en la tierra iba de lugar en lugar "haciendo bien", dice Hechos 14:17. También el apóstol Pedro, en su discurso ante el centurión Cornelio cuenta “cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hechos 10:38).

Ciertamente es una manifestación visible de la presencia de Dios en la vida de aquellos que sienten en su corazón el hacer el bien y lo hacen, conforme a la voluntad del Señor. Los que están a nuestro alrededor serán beneficiados, y los que desconociendo la palabra de Dios reaccionan negativamente ante estas acciones eventualmente serán silenciados. Así dice el apóstol Pedro en su primera epístola: “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos” (1 Pedro 2:15).

Hacer bien sin descansar es, pues, el deber del cristiano en un mundo donde hay tanto egoísmo y la búsqueda de los intereses propios es tan intensa. Estas circunstancias hacen más difícil que tratemos de hacer bien siempre, pero no debemos olvidar que la infinita gracia de Dios ha sido sobre nosotros, es decir hemos recibido su favor y su bendición inmerecidamente al ofrecer la vida de su Hijo para pagar nuestra deuda y que disfrutemos de vida eterna. Debemos, pues, por agradecimiento, imitar a Cristo quien hizo bien aún a aquellos que le rechazaron y despreciaron.

Experimentaremos gozo cada vez que procuremos aliviar el dolor y la necesidad de nuestros semejantes. Cada vez que ayudemos a los menos favorecidos y a los necesitados y visitemos a los enfermos, nuestra propia carga se hará más liviana. Ese contacto con el sufrimiento, con las miserias físicas o morales nos hará más concientes de nuestros privilegios y nos fortalecerá para soportar nuestros propios inconvenientes y dificultades. A la vez nos animará a perseverar con amor en el importante servicio de la oración y de la caridad. Esta es la verdadera religión aprobada por Dios. Así afirma el apóstol Santiago en su epístola: “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo” (Santiago 1:27).

Sin duda hacer el bien nos llenará de paz y de gozo, y por añadidura el manto de protección de Dios estará siempre sobre nosotros, y nadie podrá hacernos daño. Dice 1 Pedro 3:13: “¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?” Pero aun en el caso de que Dios permitiera alguna aflicción en nosotros, debemos continuar haciendo el bien en toda ocasión que se presente, “porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal”, continúa diciendo el apóstol Pedro en 1 Pedro 3:17. Más tarde o más temprano la recompensa divina llegará a nuestras vidas, si persistimos en hacer el bien. El pasaje de hoy dice que “a su tiempo segaremos, si no desmayamos".

Busca el rostro del Señor cada día de tu vida, lee la Biblia, ora para que el Santo Espíritu de Dios produzca en ti el carácter de Cristo. Entonces hacer el bien será para ti un estilo de vida, y el nombre de Dios será glorificado, y tú recibirás muchas bendiciones.

ORACIÓN:
Padre santo, anhelo que de manera natural surja en mí el deseo de hacer bien cada vez que se presente la oportunidad. Pero reconozco que sólo tu Espíritu Santo puede poner en mí tanto el querer como el hacer por tu buena voluntad. Te ruego que pongas en mí el carácter de Cristo para que yo no me canse de hacer el bien. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

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