2 Corintios 4:15-18
“y por todos murió, para que los
que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y
aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. De modo que
si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió
consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación”.
No existe una vida libre de
problemas, pero algo dentro de nosotros sigue esperando que sea así. Hay
incluso quienes piensan que cuando una persona se vuelve cristiana, Dios quita
todas las dificultades. No pasa mucho tiempo sin que aparezca el desengaño.
Esto puede deberse a que Dios está en el proceso de limpiar y cambiar viejas
actitudes y hábitos que no encajan en la vida de un creyente.
La salvación es el inicio de un
largo proceso de transformación que dura toda la vida. Hay áreas de nuestra
vida que necesitan ser lijadas, tamizadas y modeladas a la semejanza de Cristo,
y los problemas son una de las herramientas más efectivas de Dios. Los hombres
y las mujeres de la Biblia
que Dios utilizó grandemente, sufrieron dificultades y respondieron de una
manera correcta.
Por ejemplo, el apóstol Pablo
entregó toda su vida para servir a Cristo. Fundó y alentó a muchas iglesias,
dio respuesta a preguntas teológicas difíciles, y escribió muchas epístolas de la Biblia. Sin embargo,
sus sufrimientos superaron cualquiera de los sufrimientos de muchos de
nosotros. Parece injusto que Dios permitiera tantas dificultades, pero esto fue
lo que lo moldeó y preparó para que fuera un siervo tan efectivo. Sin el
sufrimiento, no habría cultivado una relación íntima con Dios, ni habría sido
usado tan poderosamente.
No sé lo qué usted enfrenta hoy,
pero estoy seguro de que Dios puede utilizar eso para acercarlo a Él. Cada
dificultad exige una elección. Usted puede desaprovechar su sufrimiento y
volverse muy desdichado, o puede dejar que el Señor lo convierta en un siervo
suyo valioso y efectivo.
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
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