¿Quien soy en Cristo?
“Vosotros sois la sal de
la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más
para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres” Mateo 5:13.
Para los que vivían en el
tiempo de Jesús, la sal era un elemento precioso porque se usaba no sólo para
dar sabor a los alimentos, sino también para preservar la carne y el pescado de
su descomposición natural.
Casi siempre que Jesús
quiere comunicar un mensaje importante, recurre a una parábola o comparación,
sacado de la vida cotidiana. En general,
no explica las parábolas, porque tratan de cosas que todos conocen por experiencia. En esta oportunidad Jesús usa el elemento de
la sal bien conocido de todos.
La sal no existe para sí,
sino para dar sabor. Con la sal nos está
diciendo que los “ciudadanos del Reino”, es decir, todo cristiano, tienen como
misión hacer el mundo mejor a los ojos de Dios y también de los demás. Estamos llamados a dar “buen sabor” al mundo,
a ser “agentes saborizantes” para el mundo, y a ser sal para que el mundo no se
descomponga o se corrompa.
“Gracia y Paz”
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