1 Corintios 3:1-3
“De manera que yo, hermanos, no pude
hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os
di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces
todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos,
contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”
Cuando somos llamados a tener una
nueva vida con Cristo, encontramos obstáculos. Uno de los más grandes es la
cultura en la cual vivimos. Es posible que no reconozcamos el peligro en que
estamos, hasta que caigamos. Demos una mirada a nuestro mundo.
Primero, una cultura secular es
la que tiene poco interés en los asuntos espirituales o en la Biblia. Enseña a
confiar en nosotros mismos y en las cosas que podemos ver, en vez de hacerlo en
nuestro Dios.
Nuestro mundo es también materialista.
Su interés principal es acumular cosas y tener riquezas, no en ocuparse de los
demás. Trágicamente, muchas de las cosas que nuestra cultura valora están en
oposición con la manera que Jesús nos llama a vivir. Cuando la Biblia contradice lo que la
sociedad cree, no es raro que las personas menosprecien nuestro estilo de vida
como estrecho y radical.
En muchos sentidos, nuestra
sociedad es espiritualmente rebelde, ya que desafía tanto las leyes de Dios
como las leyes de los hombres; la obediencia es considerada opcional. Un gran
porcentaje de la población rechaza el criterio de Dios en cuanto a las
relaciones sexuales y el matrimonio, porque han sido engañados al hacerles
creer que pueden violar las leyes de Dios sin sufrir ninguna consecuencia.
Si no estamos alertas, podemos
ser presa de las trampas del mundo. La clave para evitar sus lazos es la Palabra de Dios. Cuando
estudiamos la Biblia ,
el Espíritu Santo identificará las mentiras en que estemos creyendo, y nos
mostrará cómo podemos aplicar la verdad de las Sagradas Escrituras para ser
libres.
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
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