1 Samuel 15:22-23
Y Samuel dijo: ¿Se complace
Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las
palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el
prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de
adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por
cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que
no seas rey.
El plan de Dios para cada uno de
nosotros es que tengamos lo que es mejor para nosotros. Su designio nos lleva a
plenitud de vida. Pero no nos creó para que fuéramos unos robots sin vida y sin
entendimiento. El Señor nos permite elegir si vamos a obedecerle o no. Nuestra
naturaleza humana tiende a elegir un rumbo egocéntrico que se aparta de la
autoridad de Dios. Pero al hacerlo nos perdemos de lo mejor que Él tiene para
nosotros.
Pensemos en la vida del rey Saúl.
Dios escogió a este hombre para que fuera rey, y le dio órdenes. Aunque Saúl
conocía las instrucciones del Señor, decidió hacer las cosas a su manera. A
veces, su pecado era indudablemente deliberado, tal como su intento de asesinar
a David por celos. Otras veces, sin embargo, su rebelión parecía menos clara.
Por ejemplo, a pesar de la orden que Dios le dio de destruir por completo a los
amalecitas y a sus animales, Saúl dejó con vida lo mejor del rebaño, con la
justificación de que eran para “ofrecer sacrificios a Jehová” (1 Samuel 15:3,
21).
Su desobediencia le costó el
trono y, al final, lo llevó a la destrucción. Este hombre eligió el camino que
satisfacía sus deseos carnales del momento, pero como sabemos por su historia,
el resultado final no fue nada agradable. Nosotros podemos aprender de los errores
de Saúl. La obediencia a medias es pecado.
Cada día enfrentamos los mismos
tipos de decisiones. Aunque los detalles sean diferentes, tanto las tentaciones
grandes como las pequeñas nos atraen. Podemos vivir de acuerdo con la voluntad
de Jesucristo, obedeciendo su dirección, o negarnos a hacerlo. Decida hoy vivir
como Dios manda.
(Lea: 1 Samuel 15:1-23)
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
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