2 Tesalonicenses 1:9
“Los cuales sufrirán pena de
eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su
poder”
La muerte entró al mundo a causa
del pecado y como consecuencia de la desobediencia de Adán y Eva. En el huerto del Edén, Dios había puesto el
árbol de la vida, del cual al comer en forma permanente los hombres nunca
morirían; pero al comer el fruto del árbol del conocimiento del bien y el mal,
Dios les quitó este privilegio. (Génesis 3:19). Aunque no murieron físicamente
de inmediato, quedaron sujetos a la ley de la muerte. Con ello también tuvieron una muerte moral y
entonces se inicia la naturaleza pecaminosa del hombre. También tuvieron una
muerte espiritual, al perder la relación íntima que tenían con Dios. Hoy, la única manera de escapar de la muerte
espiritual es tener una relación personal, cercana y profunda con Jesús, quien
en su inmenso amor nos reconcilia con Dios, nuestro Padre Celestial. En el nombre
de Jesús, Amén y Amén.
“Gracia y Paz”
Pan de Vida
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