Mateo 23:23-28
“¡Ay de vosotros, escribas y
fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y
dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto
era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el
mosquito, y tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro
estáis llenos de robo y de injusticia. Fariseo ciego! Limpia primero lo de
dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio. ¡Ay de
vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros
blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro
están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros
por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro
estáis llenos de hipocresía e iniquidad”.
John Philip Sousa era el nieto
del gran compositor y director de orquesta norteamericano del mismo nombre.
Cuando era joven, este hombre recibió grandes sumas de dinero por aceptar
invitaciones para dirigir orquestas. Sin embargo, llegó un momento en que su
conciencia comenzó a perturbarlo. Sabia que esas invitaciones se debían a su
relación familiar con su famoso antepasado, no a su propia habilidad, pues el
joven Sousa apenas podía leer una nota musical. Un día decidió abandonar su
lucrativa farsa y comenzar a ganarse la vida honestamente.
El pecado que Jesús censuraba más
frecuentemente era la hipocresía de los fariseos. Estos estaban desempeñando el
papel de personas temerosas de Dios, pero no vivían en obediencia santa a Su
voluntad. En el pasaje de hoy, Jesús los llama “hipócritas”, y les dice que
mientras limpiaban “lo de fuera del vaso y del plato”, dejaban sucio lo de
adentro, por lo que estaban “llenos de robo y de injusticia.” Eran, afirmaba el
Señor, “semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se
muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda
inmundicia”.
¿Has fingido alguna vez ser
alguien que no eres? No tiene que ser un personaje famoso. Quizás en tu iglesia
todos creen que eres un consagrado cristiano, pero en tu vida personal no
sigues las enseñanzas de la
Palabra de Dios. O tal vez te estás haciendo pasar por un
piadoso discípulo de Jesús cuando en realidad eres un impostor espiritual. Sin
duda estas son palabras fuertes y tan impactantes como una ducha de agua fría,
pero la experiencia demuestra que el autoengaño es posible. Probablemente no
todos los fariseos estaban concientes de su hipocresía religiosa, quizás
algunos habían llegado a creerse que estaban haciendo lo correcto ante los ojos
de Dios, hasta que Jesús los confrontó.
Muchos de los falsos profetas de
nuestros tiempos comenzaron su labor de engaño concientes de lo que estaban
haciendo y diciendo. Pero a medida que repiten una y otra vez sus mentiras,
ellos mismos se las van creyendo hasta que llega un momento que se engañan a sí
mismos y algunos concluyen que Dios les habla directamente y los dirige en lo
que hacen. Algunos creen que son apóstoles, otros profetas, e incluso algunos
dicen ser el mismo Jesucristo encarnado. Por eso es bueno que con frecuencia
nos hagamos un auto análisis espiritual a la luz de la palabra de Dios, en
actitud de oración pidiendo al Señor que nos ayude en el examen, así como David
clamaba: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis
pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino
eterno” (Salmo 139:23-24).
Es en el corazón donde reside la
hipocresía y la maldad que mueve a los hombres a actuar como los fariseos. Al
profundizar en tu corazón, pide al Señor que te limpie de toda impureza, no por
fuera, sino allí dentro de ti, como imploraba el mismo David: “Crea en mí, oh
Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmo
51:10).
ORACIÓN:
Mi amante Padre celestial, me acerco a ti en esta hora para pedirte que
examines mi corazón, y saques de allí todo aquello que me hace actuar hipócritamente,
fingiendo algo que en realidad no soy. Ayúdame a ser limpio tanto por dentro
como por fuera, para agradarte a ti en todo lo que haga. En el nombre de Jesús,
Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla
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