Seguramente haz escuchado personas verbalizando oraciones
que incluyen frases como “Yo declaro, Yo decreto, Yo establezco”. Tal vez te
sorprenderás pero NADIE oró de esta manera en la Biblia.
¿Pero entonces de donde sale esta forma de orar? De la
enseñanza de los tele-evangelistas carismáticos. Sin embargo esta forma de orar
NO ES BÍBLICA.
A muchos cristianos ingenuos, se les ha enseñado que “en
sus bocas hay un milagro” como dicen varios tele-evangelistas carismáticos,
repitiendo este mantra continuamente antes de comenzar sus predicas.
El problema es que detrás de esa falsa creencia, está el
error de creer que nosotros “somos mini-dioses” puesto que como somos hijos de
Dios, entonces somos una especie de dioses, y que cuando hablamos tenemos poder
para crear, tal como DIOS mismo lo hizo.
La filosofía detrás de esa enseñanza es que debemos
imitar a Dios, para este punto se basan en Efesios 5:1, y dicen que siendo que
Dios en la creación hablo y fue hecho, los hijos de Dios debemos imitar a Dios
creando cosas por medio de nuestras palabras y entonces estas vendrán a la
existencia. Sin embargo este pensamiento no solamente es ABSURDO, si no que es
una BLASFEMIA.
La Biblia es clara cuando afirma: “Porque hay UN SOLO
DIOS, y también un solo Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre”
(1 Timoteo 2:5).
Adicionalmente, esta falsa creencia de que somos dioses
es la antigua tentación que satanás vendió a Adán y Eva, “y ustedes serán como
Dios” (Génesis 3:5). La cual nació primero en el corazón del diablo “Me haré
semejante al Altísimo” (Isaías 14:14b).
Observemos lo que opinó el Señor DIOS, sobre el príncipe
de Tiro quien también asumió la misma actitud y deseo de satanás:
“Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así ha dicho Yahweh
el Señor: Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el
trono de Dios estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios),
y has puesto tu corazón como corazón de Dios” (Ezequiel 28:2).
“Por tanto, así ha dicho Yahweh el Señor: Por cuanto
pusiste tu corazón como corazón de Dios, por tanto, he aquí yo traigo sobre ti
extranjeros, los fuertes de las naciones, que desenvainarán sus espadas contra
la hermosura de tu sabiduría, y mancharán tu esplendor. Al sepulcro te harán
descender, y morirás con la muerte de los que mueren en medio de los mares.
¿Hablarás delante del que te mate, diciendo: Yo soy Dios? Tú, hombre eres, y no
Dios, en la mano de tu matador. De muerte de incircuncisos morirás por mano de
extranjeros; porque yo he hablado, dice Yahweh el Señor” (Ezequiel 28:6-10).
Es claro que Yahweh DIOS no toma por inocente al que se
enaltece, pensando en su corazón que es una especie de Dios, sentado en un
trono con capacidad de DECLARAR, DECRETAR o DICTAR SENTENCIAS. Esa actitud
irreverente, es usurpar la Soberanía absoluta de Dios. Tarde o temprano, la
justicia de Yahweh Dios será manifestada sobre quien tal haga.
Como otros han notado, el pensamiento
carismático-apostólico está enraizado en la enseñanza de la Ley de la Atracción
y de la Confesión Positiva, esbozada en libros como El Secreto, las creencias
de la Nueva Era y en la doctrina Metafísica Práctica de Afirmaciones y
Decretos.
Otra declaración de metafísica afirma: “Cuando uno
decreta algo, lo está haciendo con autoridad sobre sí mismo y sobre su propio
mundo. Debemos tener en cuenta de que por ser hijos de Dios tenemos sus mismos
poderes, y por lo tanto somos creadores. Esto significa que nosotros mismos
decidimos que es lo que actúa en nuestro propio mundo”.
Así que la enseñanza carismático-apostólico-profética de
las confesiones y decretos tiene su fundamento en la doctrina de Decretos y
Afirmaciones de la Metafísica, No en la Biblia.
En un contraste muy marcado en la Biblia, El Único que
puede Decretar, Declarar, y Establecer es el Único Dios Verdadero: Yahweh.
El mismo, hace la pregunta: “¿Quién encerró con puertas
el mar, cuando se derramaba como saliendo del vientre; cuando puse yo nubes por
vestidura suya, y por su faja oscuridad; y establecí sobre él mi decreto, y le
puse puertas y cerrojo” (Job 38:8-10).
Los creyentes en Cristo podemos orar, pedir para que su
mano intervenga. Ese es el patrón Bíblico.
En el Nuevo Testamento, nadie dijo “Yo decreto”, más bien
cuando fueron perseguidos clamaron a Dios.
“Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a
Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la
tierra, el mar y todo lo que en ellos hay” (Hechos 4:24).
“Para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes
determinado que sucediera. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus
siervos que con todo denuedo hablen tu palabra” (Hechos 4:28-29).
He aquí el resultado de la oración Bíblica al Único Rey
Soberano:
“Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban
congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con
denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4:31).
Esa es la manera Bíblica de orar, no es “Yo declaro, Yo
decreto, Yo establezco” como enseña con arrogancia la “Metafísica
Carismático-Apostólica”, es apelar al Señor, Amo, Creador y Rey soberano de
toda criatura, para que EL DECLARE, EL DECRETE y EL ESTABLEZCA.
La Biblia afirma:
“Solo tú eres el Señor, tú hiciste los cielos, y los
cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en
ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y
los ejércitos de los cielos te adoran” (Nehemías 9:6).
Solo Yahweh Dios el creador, es el Señor soberano sobre
todas sus criaturas.
Dios es Dios, y nosotros somos solo humanos. El único
poder está en la boca de Dios. Aprendamos a orar y a expresarnos de una manera
Bíblica y abandonemos las prácticas que no lo son.
“Gracia y Paz”
Peter Citelli