Efesios 4:27
“Ni deis lugar al diablo…”
¿Cuántas veces las mentiras de satanás han logrado que
dudemos de las promesas de Dios y nos ha engañado para que tropecemos con el
pecado? ¿Cuántas veces, incluso, nos ha hecho que pongamos cualquier cosa antes
que a Jesús? Quizás vengan a tu mente varios momentos en los que has fallado.
Realmente el diablo a muchos nos ha engañado, pero para ser completamente
honestos fuimos nosotros quienes decidimos escucharlo a él y no a Dios.
Adán y Eva caminaban todo el tiempo con Dios, hasta que
la serpiente los engañó para que comieran el fruto prohibido y pecaran.
Abraham, amigo de Dios, pecó con su esclava para que le diera un hijo aunque
Dios ya le había prometido un heredero propio con su esposa Sara. David fue
tentado para adulterar con Betsabé y terminó cometiendo asesinato. Varios reyes
de Israel fueron arrastrados por una profunda idolatría que negaba por completo
a Dios, etc. La lista de personas engañadas para ir en contra de las obras de
Dios es interminable.
Muchos años después, Jesús fue llevado por el Espíritu
Santo al desierto para ayunar, entonces el príncipe de las tinieblas se acercó
para tentarlo, pero Jesús respondió con firmeza usando la escritura (Lucas
4:1-13). Si Jesús, siendo el Hijo de Dios, no usó argumentos propios para
contrarrestar las mentiras de satanás, sino que en cada respuesta empleó la
Palabra Viva de Dios, cuánto más nosotros debemos tener la misma actitud en el
momento de enfrentar sus engaños y maquinaciones.
No se nos olvide que satanás anda como león rugiente
viendo a quien devorar (1 Pedro 5:8). Sus mentiras siempre tratarán de
engañarnos, pero si nos resguardamos en Cristo y usamos la espada del Espíritu,
que es la palabra de Dios, seguro venceremos.
Santiago 4:7
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de
vosotros”.
¡Gracia y Paz!