Colosenses 2:3
“En [Cristo]
están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”.
Un cazador de
tesoros británico encontró una cantidad inmensa de monedas romanas enterradas
en un campo al sudoeste de Inglaterra. Con un detector de metales. Dave Crisp
ubicó una gran vasija con 52,000 monedas. Esas piezas de oro y de bronce, que
pesan más de 160
kilogramos y datan del siglo III a. C. Están valoradas
en cinco millones de dólares.
Si bien el
tesoro de Crisp podría hacernos soñar con encontrar riquezas similares, los
creyentes en Cristo deberíamos dedicarnos a una clase distinta de búsqueda de
tesoros. Lo que rastreamos no es plata ni oro, sino que deseamos encontrar las
preciosas gemas del discernimiento, para poder alcanzar «todas las riquezas del
pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios, el Padre, y de
Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del
conocimiento» (Colosenses 2:2-3). El tesoro escondido de conocer más al Señor
se encuentra en la Biblia.
El salmista dijo: «Me alegro en tu palabra como alguien que
descubre un gran tesoro» (Salmo 119: 162).
Si leemos la Palabra de Dios en forma
apresurada y superficial, nos perderemos sus profundos conceptos. Esas verdades
deben buscarse diligentemente, poniendo tanta atención como lo hace alguien que
está buscando un tesoro escondido.
¿Estás ansioso
por encontrar los tesoros guardados en las Escrituras? ¡Empieza a cavar!
Los tesoros de verdad de la Palabra de Dios se
desentierran con la pala de la meditación.
(Lectura:
Colosenses 1:27-2:3)
“Gracia y Paz”
Nuestro Pan
Diario