sábado, 24 de noviembre de 2012

¿NECESITAS NUEVAS FUERZAS?



Salmo 23
“Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días”.

Este mensaje es para aquellos que están agotados física o emocionalmente, que se sienten espiritualmente desanimados, que están en medio de una prueba, esos que están pasando por un “valle de sombra de muerte”. Muchas veces David cayó en este tipo de estado espiritual. Hubo momentos en los que se sintió angustiado, temeroso, desanimado, desesperado. Pero siempre estuvo conciente de que el Señor era su pastor, como lo declara en el pasaje de hoy. En una de las más terribles situaciones de su vida, mientras huía de su rebelde hijo Absalón, David clamó a Dios: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía” (Salmo 42:1). Y en el versículo 5 de este mismo Salmo dice: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío”. En momentos difíciles de su vida, su apoyo y su consuelo provenían del Dios todopoderoso.

Cuando un creyente cae en este estado, es como si una total deshidratación espiritual hubiese ocurrido en lo profundo del alma. Pero si Dios es tu Pastor él se llegará a ti y se reunirá contigo en el lugar exacto de tu necesidad espiritual. Y dice el Salmo 23 que “junto a aguas de reposo”, junto a aguas tranquilas y frescas, él te pastoreará, cuidará de ti y tu alma será reconfortada.

Hay dos razones fundamentales por las que en ocasiones nos sentimos espiritualmente abatidos: nuestro propio pecado y el medio ambiente en que vivimos. La combinación del mundo, la carne y nuestro enemigo común, el diablo, puede robarnos nuestra vitalidad espiritual. ¿Sientes que se te ha acabado tu “gasolina” espiritual? Quizás cuando tratas de orar no te salen las palabras, o tu mente está concentrada en otra cosa. Estás leyendo la Biblia, pero las palabras se confunden unas con las otras, y no te puedes concentrar, mucho menos disfrutar de la lectura. No sientes deseos de oír un sermón o escuchar una alabanza cristiana o una estación de radio cristiana. Miras a tu alrededor y te parece ver en todos hipocresía y falsedad. Ese es el tiempo ideal para permitir que el Pastor de pastores se haga cargo de la situación, y te lleve a aguas tranquilas para saciar tu sed espiritual, y renovar tus fuerzas. Recuerda las palabras de Jesús cuando le dijo a la mujer samaritana: “El que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:14). Esta fuente de agua viva es la única que puede refrescar nuestra alma, renovar nuestras fuerzas y capacitarnos para vivir una vida de paz y gozo.

¿Te sientes agotado física, mental, emocional o espiritualmente? ¿Necesitas nuevas fuerzas? Al igual que David, tú también puedes encontrar la fortaleza, la protección y la provisión para tu vida en el único y verdadero pastor, nuestro Señor Jesucristo, el cual declaró: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas” (Juan 10:11). Aférrate a la promesa de Jesús en Mateo 11:28-30 cuando dijo: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga". Acércate al Señor confiadamente, con la seguridad de que él te ama y está esperando por ti, y deposita ante sus pies tus cargas, tu tristeza, tus preocupaciones. Entonces sentirás un profundo descanso en tu alma, y tus fuerzas físicas y espirituales serán renovadas.

ORACIÓN:
Bendito Dios, gracias por tu provisión de esa agua fresca que renueva mi espíritu. Gracias por Jesucristo. Te pido que eches fuera de mí todo espíritu de tristeza o angustia y que me fortalezcas por medio del poder de tu Espíritu Santo. En el nombre de Jesús, Amén.

“Gracia y Paz”
Dios te Habla

BUSQUE AL SEÑOR CON FERVOR



Salmo 27:4-8
“Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo. Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; Me ocultará en lo reservado de su morada; Sobre una roca me pondrá en alto. Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo; Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová. Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo; Ten misericordia de mí, y respóndeme. Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová”.

Mi vida fue influenciada radicalmente por mi abuelo, quien buscaba apasionadamente al Señor. Yo quería tener esa misma clase de relación con Dios, y sabía que la única manera de que fuera así, era si yo lo buscaba con fervor. Después de todos estos años, puedo decir sinceramente que lo más emocionante de mi vida es humillar mi rostro delante de Dios en una comunión íntima.

Pero esta clase de relación no sucederá por casualidad. Requiere la decisión deliberada de volver a poner en orden nuestras prioridades, para hacer espacio a la búsqueda de Dios. La intimidad con Él no es algo que uno puede adquirir en una inspiradora conferencia de un fin de semana, no se logra leyendo un capítulo o dos de la Biblia, ni orando durante diez minutos cada día. Buscar a Dios con fervor es un compromiso tenaz que dura toda una existencia, día tras día, y año tras año.

Demasiados creyentes están satisfechos con tener una relación superficial con el Señor. Buscarán respuestas a la oración en momentos de sufrimiento, pero no están dispuestos a sentarse tranquilamente por un buen tiempo, solo para llegar a conocer a Dios mediante la oración y su Palabra. Sin embargo, la ocupación más importante en la vida de un cristiano, es cimentar una relación con Dios. Renunciar a esta gran bendición, es una tragedia.

Dios no necesita nada de usted, pero Él desea tener su amorosa devoción y su comunión. ¿Es eso lo que usted quiere también? Buscar al Señor no es algo que usted puede hacer apresuradamente. Le costará tiempo y esfuerzo, pero las recompensas valdrán cualquier sacrificio.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

LOS SUFRIMIENTOS DE CRISTO EN LA CRUZ



1 Pedro 3:18
"Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios”.  

Filipenses 2:8
“Se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.

El Salmo 22 comienza con el clamor de dolor que Jesús expresó en el momento en que concluía la obra de expiación de nuestros pecados ante Dios: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (v. 1; Mateo 27:46). Al dolor físico, al menosprecio y rechazo de los hombres, se añadían los sufrimientos insondables del abandono de su Dios. Él, el único hombre que nunca cometió pecado, fue abandonado por Dios. En cambio David había dicho: “Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado” (Salmo 37:25). Este fue un momento único en la historia del mundo: el justo clamó y Dios no respondió. Se rodeó de una nube para que la oración no pasase (Lamentaciones 3:44).

Nosotros que hemos creído en el Señor sabemos por qué Dios dio la espalda así a su amado Hijo. En ese momento Jesús asumió todos nuestros pecados como si fuesen suyos y aceptó soportar el juicio en nuestro lugar. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21).

El recuerdo de esas terribles horas y del sufrimiento de nuestro Salvador es, para cada creyente, un tema eterno de agradecimiento y adoración. Hermanos… no seamos indiferentes ante la cruz. Nuestro futuro eterno depende de la actitud que tengamos respecto al sacrificio de Jesús.

“Gracia y Paz”
La Buena Semilla

“EL DÍA DE PAGO”



Jeremías 16:17
Porque mis ojos están sobre todos sus caminos, los cuales no se me ocultaron, ni su maldad se esconde de la presencia de mis ojos.

La Biblia dice, “El que plantó el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá?” Salmos 94:9. Cada persona que hace el mal, que peca contra Dios, siente en su corazón que va tener PROVECHO, BENEFICIO, o GANANCIA, de su pecado. Es parte de la LOCURA del pecado, creer que uno saldrá impune, o que el pecado vale la pena del castigo. El hecho de que Dios nos mira cuando hacemos mal debe hacernos temblar. ¿Por qué? Porque Dios ama lo bueno, lo sincero, lo bondadoso y lo justo, y nos dice claramente que no dejará que el pecado salga sin castigo. Es por eso que Cristo murió en la cruz: sufrió el castigo que NUESTROS PECADOS merecían, de manera que si venimos a Él y abandonamos nuestro pecado, tenemos vida eterna por Él.

¿Dejarás que Jesús sea tu sustituto? ¿recibirás LA VIDA ETERNA por Él? R. G. Lee fue un gran ministro de los años pasados, y predicó un sermón con el título, “ DÍA DE PAGO”. Aquel día vendrá, tarde o temprano, y nosotros estaremos allí. Así es, EL DÍA DE PAGO VIENE. “Porque mis ojos están sobre todos sus caminos, los cuales no se me ocultaron, ni su maldad se esconde de la presencia de mis ojos”.

Recuerda: Algún día vendrá: “EL DÍA DE PAGO”.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de la Biblia cada Día