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LECTURA: Mateo 20:20-28
Santiago y Juan, discípulos de
Jesús, fueron en una ocasión con su madre donde Jesús estaba, al llegar hasta
él, la madre le pidió un favor: que cuando llegaran al cielo, sus hijos se
sentaran uno a la derecha y otro a la izquierda del trono.
Jesús les respondió:
- Ustedes no saben lo que piden,
¿están dispuestos a sufrir todo lo malo que va a pasarme?
Ellos le dijeron:
- Sí, estamos dispuestos.
Jesús les volvió a decir:
- Ustedes sufrirán mucho, pero
solo mi Padre es el que decide quienes serán los que ocupen esos puestos en mi
reino.
Los demás discípulos se dieron
cuenta de lo que Juan y Santiago pretendían, se enfadaron con ellos. Entonces
Jesús llamándolos a todos les dijo:
- En los países, los gobernadores
no dejan hacer absolutamente nada a su pueblo sin su permiso, e imponen su
autoridad sobre cada uno de los habitantes, así es en el mundo. Pero entre
ustedes no debe ser así. Todo lo contrario, aquel de ustedes que quiera ser
importante, debe servir a todos los demás. Si alguno quiere ser el primero,
deberá ser el esclavo, el siervo de todos.
Yo soy así, yo no he venido a ser
servido, sino a servir, a servir a los demás. Vine para librar a la gente del
pecado, y para que eso suceda, pagaré con mi vida.
Es precioso el ejemplo que Jesús
nos deja de servicio, siendo El quien es, Dios, vino a servir a toda la
humanidad, y fue humilde.
Él nos enseña que nosotros como
cristianos debemos de tener esa misma humildad y no preocuparnos por los
puestos que vamos a ocupar, sino que nuestra meta tiene que ser servir a todos
los hermanos, y ya Dios se encargará de recompensarnos.
ORACIÓN:
Gracias Dios porque viniste a servirnos, ayúdame también a ser un
siervo, a servir a los demás en todo, y no buscar reconocimiento, sino buscar
ayudar siempre. En el Nombre de Jesús. Amén.
“Gracia y Paz”
Devocionales para Niños