1 Tesalonicenses 5:16-18
“Estad siempre gozosos. Orad sin
cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con
vosotros en Cristo Jesús".
El pasaje de hoy contiene dos
instrucciones muy difíciles para la mayoría de nosotros: “Estad siempre
gozosos” y “Dad gracias en todo”. El sufrimiento es algo muy natural en la vida
de cualquier ser humano. Desde que una persona nace hasta que muere,
invariablemente pasará por muchas pruebas, problemas, crisis de todo tipo que
ocasionan sentimientos de tristeza y de dolor. Esta es la reacción natural ante
esas situaciones. Por eso es tan difícil sentir gozo, y mucho más difícil es
dar gracias en medio de estas circunstancias. Entonces, ¿por qué Dios espera
que tengamos esta actitud?
Primeramente porque él puede usar
el sufrimiento para madurarnos, pulirnos, perfeccionarnos, y llevar a cabo su
plan de hacernos conformes a la imagen de su Hijo. Si creemos esto de corazón y
confiamos en él seremos capaces de sentir gozo en medio de la prueba. La Palabra de Dios dice en
Santiago 1:2-4: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en
diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas
tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin
que os falte cosa alguna”.
En segundo lugar, Dios tiene un
propósito específico por medio de la gratitud. Cuando somos agradecidos,
estamos más concientes de su presencia y más motivados a encontrar su propósito
en nuestras vidas. La gratitud nos enseña a confiar en Dios, fortalece nuestra
fe y aumenta nuestra dependencia de él. ¿Pero cómo es posible dar gracias en
todo? Primero debemos aceptar a Jesucristo como Salvador. Entonces el Espíritu
Santo viene a morar en nosotros, y nos capacita para hacer todo lo que Dios quiere
que hagamos.
Es el Espíritu Santo quien nos
dirige y nos mueve a buscar el poder del Señor por medio de la oración
constante. Y aquí se pone de manifiesto la exhortación del pasaje de hoy: “Orad
sin cesar”. ¿Y esto cómo es posible? Evidentemente el apóstol Pablo no quiso
decir que orar requiere estar siempre en una postura de cabeza inclinada y con
los ojos cerrados. Se puede vivir en un estado permanente de conciencia de la
presencia de Dios. Esto es orar, y es posible hacerlo en cualquier momento y en
cualquier lugar. La oración en este sentido, más que hablar, es estar
interiormente en comunión constante con el Señor, de manera que cada
pensamiento esté accesible a la presencia de Dios.
Cuando nos enfocamos totalmente
en Dios seremos capaces de sentir gratitud, y podremos estar por encima de
nuestros problemas. Cada vez que le damos gracias al Señor y nos gozamos en él,
su gloria se manifestará en nosotros y recibiremos su fortaleza y su poder para
vencer las circunstancias negativas. “Por nada estéis afanosos, sino sean
conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con
acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará
vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).
Cuando en medio de la prueba oramos, y damos gracias a Dios, una paz
indescriptible nos envuelve.
Debemos ser agradecidos porque
Dios nos ha dado todo lo que tenemos. 1 Corintios 4:7 dice: “¿Qué tienes que no
hayas recibido?” Pero sobre todas las cosas debemos ser agradecidos porque
“esta es la voluntad de Dios”, declara el pasaje de hoy. También Colosenses
3:15 nos anima a ser agradecidos. Dice así: “Y la paz de Dios gobierne en
vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y
sed agradecidos”.
Y si todavía te resulta difícil
sentir gozo y ser agradecido, piensa por un momento en la cruz del Calvario, en
el dolor y el sufrimiento tan terribles que Jesús soportó por ti y por mí. Todo
con el fin de librarnos de la condenación y darnos vida eterna junto a él en el
cielo.
¿Crees que puedes dar gracias a
Dios en este momento?
ORACIÓN:
Amante Padre celestial, reconozco
que para mí es imposible sentir gozo y gratitud en medio de las pruebas y las
situaciones difíciles que tengo que atravesar. Te pido que sea tu Espíritu
Santo produciendo en mí su fruto de gozo y de paz, para que yo pueda darte
gracias cualesquiera sean las circunstancias que me rodeen, confiando que todo
obrará para bien. En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla