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sábado, 10 de enero de 2015
ATRIBULADOS, MAS NO ANGUSTIADOS
"Que estamos atribulados en todo, mas no
angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados;
derribados, pero no destruidos" (2 Corintios 4:8-9).
Indudablemente a muchos nos ha tocado vivir momentos
difíciles, quizás hemos sentido como si navegáramos sumidos en un mar de
oscuridad, donde los problemas nos estrujan como si fuéramos uvas prensadas. Al
no ver una solución inmediata, la situación se torna incontrolable y sentimos
que es eterna. Escuchamos muchas palabras de aliento que nos hablan de lo
espiritual, pero ninguna como la que Cristo nos dice; "Mis ovejas oyen mi
voz, y yo las conozco, y me siguen" (Juan 10:27). Realmente nuestra
experiencia nunca se va a comparar a la que vivió el apóstol Pablo, porque a él
le tocaron vivir momentos de verdadera angustia y soledad. ¡Cuántas veces estuvo Pablo en la misma
"puerta" de la muerte! La muerte fue su "compañera" durante
todo su ministerio. ¡Sí que él vivió un "ministerio de sufrimiento"!.
Por supuesto que Pablo y los demás apóstoles no pudieron
haber soportado tantas pruebas sin la ayuda continua de Cristo. Su fe y
confianza en Jesús, fueron la esperanza que tuvo su corazón para superar las
pruebas, porque en cada prueba se gozaban de la ayuda de Dios. Por eso amados
hermanos y hermanas, aunque pasamos por muchas dificultades, no nos desanimemos,
porque aunque tenemos preocupaciones, no debemos perder la calma, pues “todo lo
podemos en Cristo que nos fortalece” (Filipenses 4:13).
¡Gracia y Paz!
Pan de Vida
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