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jueves, 10 de julio de 2014
20 CONSEJOS PARA SALVAR TU MATRIMONIO
20 consejos para
salvar tu matrimonio
Gerald Rogers es un ciudadano norte-americano que desde
hace varios años realiza charlas motivaciones. Tiene cuatro hijos, y llevaba un
matrimonio de 16 años con su esposa Jana. Pero, tristemente, su relación llegó oficialmente
a su fin.
Y en lugar de lamentarse y no hacer nada, Gerald decidió
sentarse frente a su computador y escribir todo lo que hará diferente la
próxima vez que esté casado, porque está convencido de que alguna vez de nuevo
tendrá ese estado civil que dice "amar".
Sin embargo no quería guardar sus pensamientos sólo para
él, por lo que aquí compartimos 20 recomendaciones que -afirma- están
orientadas a "aquellos esposos jóvenes cuyos corazones aún están llenos de
esperanza, y a esas parejas quienes quizá olvidaron cómo amar".
"Si tu matrimonio no es lo que tú querías que fuera,
toma 100% de tu responsabilidad y comprométete a aplicar estos consejos
mientras sea tiempo", anima Gerald. Y aunque su mensaje está dirigido
principalmente a los hombres, sostiene que también puede servirle a las
mujeres.
Los tips de este hombre divorciado han tenido tanto
éxito, que ya han sido compartidos casi 130 mil veces en su cuenta de facebook.
A continuación te mostramos un resumen de ellos: “CONSEJOS SOBRE EL MATRIMONIO
QUE ME HUBIERA GUSTADO TENER”.
1.- Nunca dejes de cortejar. Nunca dejen de salir. Nunca
jamás creas que la tienes asegurada. Nunca te olvides de que ella te eligió,
así que no puedes ponerte flojo con tu amor.
2.- Protege tu propio corazón y ámate a ti mismo. Pero
reserva un lugar especial en tu corazón donde nadie más que tu esposa pueda
entrar.
3.- Enamórate una y otra y otra vez. Siempre habrá
cambios, tanto en ella como en ti, y es por eso que ambos tendrán que
reelegirse todos los días. Cuida su corazón, sino ella puede dárselo a otro y
quizás nunca lo recuperes. Siempre lucha por ganar su amor tal como lo hiciste
cuando la cortejabas.
4.- Siempre ve lo mejor de ella. Enfócate en lo que amas
y no en lo que te molesta, y así te darás cuenta de que eres el hombre más
afortunado sobre la Tierra por tener a esa mujer como esposa.
5.- No es tu trabajo corregirla. Debes amarla tal como
es, sin esperar que ella cambie. Y si lo hace, ama en lo que se convierta.
6.- Hazte responsable de tus propias emociones. No es
trabajo de tu esposa hacerte feliz, tú debes buscar tu propia felicidad y
cuando la encuentres, tu alegría inundará tu relación de pareja.
7.- Nunca culpes a tu esposa si tú te frustras o enojas
con ella. Son tus emociones y es tu responsabilidad. Cuando te sientas así,
tómate tu tiempo y mira hacia tu interior.
8.- Déjala ser. Cuando esté triste o molesta, tu único
trabajo es abrazarla y apoyarla. Hazle saber que la escuchas, que ella es
importante y que tú eres el pilar sobre el cual siempre puede apoyarse. Así
confiará en ti y te abrirá su alma. Nunca escapes a estos momentos, quédate y
sé fuerte.
9.- Sé tonto. No te tomes todo tan seriamente. Ríe y haz
que ella se ría. La risa hace todo mucho más fácil.
10.- Llena todos los días su alma. Conoce las maneras en
que ella se siente importante, validada y apreciada. Pídele que haga una lista
con 10 cosas que la hacen sentir amada, memorízalas y aplícalas todos los días
para hacerla sentir como una reina.
11.- Hazte presente. No sólo le des tu tiempo, sino
también tu atención y tu alma. Trátala como si fuera tu cliente más valioso, al
que no puedes perder.
12.- Estimula su sexualidad. Déjala que se derrita en su
suavidad femenina, mientras sepa que puede confiar plenamente en ti.
13.- No seas tonto, pero tampoco temas ser uno. Cometerás
errores, pero intenta que éstos no sean demasiado grandes y aprende de ellos.
No se supone que seas perfecto, pero sólo trata de no ser tan bobo.
14.- Dale su espacio. Las mujeres son buenas para
entregar y entregar, y a veces necesitan que se les recuerde que se tomen el
tiempo para ellas mismas, sobre todo si tienen niños. Ellas necesitan ese
espacio para renovarse, recentrarse y reencontrarse.
15.- Sé vulnerable. Puedes perder tu entereza de vez en
cuando, y compartir tus miedos y sentimientos.
16.- Sé totalmente transparente. Si quieres que ella
confíe en ti, debes compartirlo todo, en especial lo que no quieres compartir.
Quítate la máscara y así podrás experimentar el amor en toda su dimensión.
17.- Nunca dejen de crecer juntos. Cuando dejas de
trabajar los músculos, éstos se atrofian. Lo mismo ocurre con las relaciones.
Busquen metas comunes, sueños y visiones en las que pueden trabajar como un
equipo.
18.- No te preocupes por el dinero. Si es posible trabajen
juntos y busquen la forma de equilibrar las fuerzas de ambos para ganarlo.
19.- Perdona de inmediato y concéntrate en el futuro.
Aferrarse a los errores del pasado que tú o ella hayan cometido, es una pesada
ancla que siempre detendrá a tu matrimonio. El perdón es libertad.
20.- Siempre elige el amor. En definitiva, éste es el
único consejo que necesitas. Si éste es el principio que te guía, nada
amenazará la felicidad de tu matrimonio.
Efesios 5:28
“Así los maridos deben amar a sus esposas
como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama”.
¡Gracia y Paz!
Edificando Matrimonios conforme al Propósito de Dios
Editado por Carlos Martínez M.
Fuente: La Estrella del Oriente
ORACIÓN
La Palabra de Dios nos alerta en cuanto al peligro de
tomar el camino ancho y espacioso, pues ese lleva a la perdición y a la muerte,
y nos exhorta a tomar el camino estrecho y angosto de la entrega y obediencia
al Señor, el cual es menos atractivo, pero conduce a la vida eterna. Si has
elegido el camino angosto, ¡Gloria a Dios! ¡Tomaste la decisión correcta! De lo
contrario, detente, recapacita, y cambia tu dirección antes de que sea
demasiado tarde. Dios siempre está dispuesto a recibir con los brazos abiertos
a los que se vuelven a él arrepentidos.
ORACIÓN:
Amoroso Padre Celestial, perdóname todas mis debilidades
y flaquezas. Dame fortaleza para resistir el mal que aún mora en mí. Gracias te
doy Señor por tu infinita Gracia y Misericordia y por proveerme el camino de tu
Hijo Cristo Jesús que me conduce hasta ti. Dame sabiduría y la templanza
necesaria para apartarme de todos los demás caminos y a concentrarme en caminar
sólo por ese camino estrecho que lleva a la vida eterna. En el nombre de Jesús,
Amén.
¡Gracia y Paz!
¿ESTÁS ELIGIENDO BIEN LA PUERTA?
¿Estás eligiendo bien
la puerta?
Mateo 7:13-14
“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha
es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los
que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que
lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”
Es muy común oír decir que para ir al cielo debemos
portarnos bien, hacer obras de caridad, no decir mentiras, etc. Sin embargo la
Biblia dice en Efesios 2:8-9: “Porque por gracia sois salvos por medio de la
fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se
gloríe”. O sea, nuestra entrada al cielo no depende de las buenas obras que
hagamos. Por mucho que tratemos, debido a nuestra naturaleza pecaminosa,
nosotros no somos capaces de hacer nada para ganarnos el cielo. El cielo es un
regalo de Dios; eso es lo que quiere decir “don de Dios”. Y seguidamente
aclara: “no por obras, para que nadie se gloríe”. El pecado original en el
huerto del Edén nos hizo a todos pecadores. Así dice Romanos 3:23: “Por cuanto
todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Y Romanos 6:23 dice
que “la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en
Cristo Jesús Señor nuestro”. Precioso regalo de Dios, quien nos amó tanto que
“ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Por todo esto podemos afirmar que hay una sola manera y
un solo camino para llegar al cielo: el Señor Jesucristo. Así lo dijo Jesús a
sus discípulos poco tiempo antes de dar su vida en la cruz del calvario: “Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan
14:6). Y hay también una sola puerta que lleva a la vida. En Juan capítulo 10,
Jesús dice: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y
saldrá, y hallará pastos”. Y entonces agrega: “Yo he venido para que tengan
vida, y para que la tengan en abundancia”.
En la escritura de hoy, parte del Sermón del monte, Jesús
nos habla de dos puertas, una ancha y otra estrecha; y nos habla también de dos
caminos, uno espacioso y otro angosto. Estas son las alternativas que se
presentan ante cada ser humano en este mundo. La puerta ancha y el camino
espacioso representan la vida cómoda y placentera tan preferida por nuestra
naturaleza carnal, pero que “lleva a la perdición”, nos advierte el Señor.
Proverbios 16:25 lo define de esta manera: “Hay camino que parece derecho al
hombre, pero su fin es camino de muerte”. Por el contrario la puerta estrecha y
el camino angosto implican incomodidades, dificultades, sacrificios de parte de
quienes escojan esta alternativa. Pero su final es “la vida”. Y el pasaje finaliza
diciendo que “pocos son los que la hallan”.
Hace años, un barco que pasaba por debajo de un puente en
St. Petersburgh, Florida, golpeó accidentalmente una de sus columnas y ésta se
quebró, haciendo que parte del puente cayera al vacío. Era de noche y varios
automóviles que en ese momento trataban de cruzar el puente, sin percatarse de
lo que había sucedido, cayeron al mar. Un automovilista que venía a corta
distancia se dio cuenta y pudo frenar a tiempo. Enseguida se bajó de su auto, y
comenzó a hacer señas a los que se acercaban para que se detuvieran, pero
ninguno hizo caso, quizás pensando que él estaba pidiendo ayuda. Continuaron su
camino y este hombre, con horror, pudo ver como uno a uno esos vehículos caían
al vacío. Finalmente algunos se dieron cuenta y comenzaron a detenerse antes de
llegar al enorme hueco en el puente. Muchos fueron los que murieron aquella
noche sólo por no hacer caso a la voz que los alertaba del peligro.
La Palabra de Dios nos alerta en cuanto al peligro de
tomar el camino ancho y espacioso, pues ese lleva a la perdición y a la muerte,
y nos exhorta a tomar el camino estrecho y angosto de la entrega y obediencia
al Señor, el cual es menos atractivo, pero conduce a la vida eterna. Si has
elegido el camino angosto, ¡Gloria a Dios! ¡Tomaste la decisión correcta! De lo
contrario, detente, recapacita, y cambia tu dirección antes de que sea
demasiado tarde. Dios siempre está dispuesto a recibir con los brazos abiertos
a los que se vuelven a él arrepentidos.
ORACIÓN:
Amoroso Padre Celestial, perdóname todas mis debilidades
y flaquezas. Dame fortaleza para resistir el mal que aún mora en mí. Gracias te
doy Señor por tu infinita Gracia y Misericordia y por proveerme el camino de tu
Hijo Cristo Jesús que me conduce hasta ti. Dame sabiduría y la templanza
necesaria para apartarme de todos los demás caminos y a concentrarme en caminar
sólo por ese camino estrecho que lleva a la vida eterna. En el nombre de Jesús,
Amén.
¡Gracia y Paz!
Dios te Habla
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