jueves, 10 de julio de 2014

Colosenses 3:13-14

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20 CONSEJOS PARA SALVAR TU MATRIMONIO



20 consejos para salvar tu matrimonio

Gerald Rogers es un ciudadano norte-americano que desde hace varios años realiza charlas motivaciones. Tiene cuatro hijos, y llevaba un matrimonio de 16 años con su esposa Jana. Pero, tristemente, su relación llegó oficialmente a su fin.

Y en lugar de lamentarse y no hacer nada, Gerald decidió sentarse frente a su computador y escribir todo lo que hará diferente la próxima vez que esté casado, porque está convencido de que alguna vez de nuevo tendrá ese estado civil que dice "amar".

Sin embargo no quería guardar sus pensamientos sólo para él, por lo que aquí compartimos 20 recomendaciones que -afirma- están orientadas a "aquellos esposos jóvenes cuyos corazones aún están llenos de esperanza, y a esas parejas quienes quizá olvidaron cómo amar".

"Si tu matrimonio no es lo que tú querías que fuera, toma 100% de tu responsabilidad y comprométete a aplicar estos consejos mientras sea tiempo", anima Gerald. Y aunque su mensaje está dirigido principalmente a los hombres, sostiene que también puede servirle a las mujeres.

Los tips de este hombre divorciado han tenido tanto éxito, que ya han sido compartidos casi 130 mil veces en su cuenta de facebook. A continuación te mostramos un resumen de ellos: “CONSEJOS SOBRE EL MATRIMONIO QUE ME HUBIERA GUSTADO TENER”.

1.- Nunca dejes de cortejar. Nunca dejen de salir. Nunca jamás creas que la tienes asegurada. Nunca te olvides de que ella te eligió, así que no puedes ponerte flojo con tu amor.

2.- Protege tu propio corazón y ámate a ti mismo. Pero reserva un lugar especial en tu corazón donde nadie más que tu esposa pueda entrar.

3.- Enamórate una y otra y otra vez. Siempre habrá cambios, tanto en ella como en ti, y es por eso que ambos tendrán que reelegirse todos los días. Cuida su corazón, sino ella puede dárselo a otro y quizás nunca lo recuperes. Siempre lucha por ganar su amor tal como lo hiciste cuando la cortejabas.

4.- Siempre ve lo mejor de ella. Enfócate en lo que amas y no en lo que te molesta, y así te darás cuenta de que eres el hombre más afortunado sobre la Tierra por tener a esa mujer como esposa.

5.- No es tu trabajo corregirla. Debes amarla tal como es, sin esperar que ella cambie. Y si lo hace, ama en lo que se convierta.

6.- Hazte responsable de tus propias emociones. No es trabajo de tu esposa hacerte feliz, tú debes buscar tu propia felicidad y cuando la encuentres, tu alegría inundará tu relación de pareja.

7.- Nunca culpes a tu esposa si tú te frustras o enojas con ella. Son tus emociones y es tu responsabilidad. Cuando te sientas así, tómate tu tiempo y mira hacia tu interior.

8.- Déjala ser. Cuando esté triste o molesta, tu único trabajo es abrazarla y apoyarla. Hazle saber que la escuchas, que ella es importante y que tú eres el pilar sobre el cual siempre puede apoyarse. Así confiará en ti y te abrirá su alma. Nunca escapes a estos momentos, quédate y sé fuerte.

9.- Sé tonto. No te tomes todo tan seriamente. Ríe y haz que ella se ría. La risa hace todo mucho más fácil.

10.- Llena todos los días su alma. Conoce las maneras en que ella se siente importante, validada y apreciada. Pídele que haga una lista con 10 cosas que la hacen sentir amada, memorízalas y aplícalas todos los días para hacerla sentir como una reina.

11.- Hazte presente. No sólo le des tu tiempo, sino también tu atención y tu alma. Trátala como si fuera tu cliente más valioso, al que no puedes perder.

12.- Estimula su sexualidad. Déjala que se derrita en su suavidad femenina, mientras sepa que puede confiar plenamente en ti.

13.- No seas tonto, pero tampoco temas ser uno. Cometerás errores, pero intenta que éstos no sean demasiado grandes y aprende de ellos. No se supone que seas perfecto, pero sólo trata de no ser tan bobo.

14.- Dale su espacio. Las mujeres son buenas para entregar y entregar, y a veces necesitan que se les recuerde que se tomen el tiempo para ellas mismas, sobre todo si tienen niños. Ellas necesitan ese espacio para renovarse, recentrarse y reencontrarse.

15.- Sé vulnerable. Puedes perder tu entereza de vez en cuando, y compartir tus miedos y sentimientos.

16.- Sé totalmente transparente. Si quieres que ella confíe en ti, debes compartirlo todo, en especial lo que no quieres compartir. Quítate la máscara y así podrás experimentar el amor en toda su dimensión.

17.- Nunca dejen de crecer juntos. Cuando dejas de trabajar los músculos, éstos se atrofian. Lo mismo ocurre con las relaciones. Busquen metas comunes, sueños y visiones en las que pueden trabajar como un equipo.

18.- No te preocupes por el dinero. Si es posible trabajen juntos y busquen la forma de equilibrar las fuerzas de ambos para ganarlo.

19.- Perdona de inmediato y concéntrate en el futuro. Aferrarse a los errores del pasado que tú o ella hayan cometido, es una pesada ancla que siempre detendrá a tu matrimonio. El perdón es libertad.

20.- Siempre elige el amor. En definitiva, éste es el único consejo que necesitas. Si éste es el principio que te guía, nada amenazará la felicidad de tu matrimonio. 

Efesios 5:28
“Así los maridos deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama”.


¡Gracia y Paz!
Edificando Matrimonios conforme al Propósito de Dios
Editado por Carlos Martínez M.

Fuente: La Estrella del Oriente

7 PUERTAS


LA MAYOR SATISFACCIÓN...


ORACIÓN



La Palabra de Dios nos alerta en cuanto al peligro de tomar el camino ancho y espacioso, pues ese lleva a la perdición y a la muerte, y nos exhorta a tomar el camino estrecho y angosto de la entrega y obediencia al Señor, el cual es menos atractivo, pero conduce a la vida eterna. Si has elegido el camino angosto, ¡Gloria a Dios! ¡Tomaste la decisión correcta! De lo contrario, detente, recapacita, y cambia tu dirección antes de que sea demasiado tarde. Dios siempre está dispuesto a recibir con los brazos abiertos a los que se vuelven a él arrepentidos.

ORACIÓN:
Amoroso Padre Celestial, perdóname todas mis debilidades y flaquezas. Dame fortaleza para resistir el mal que aún mora en mí. Gracias te doy Señor por tu infinita Gracia y Misericordia y por proveerme el camino de tu Hijo Cristo Jesús que me conduce hasta ti. Dame sabiduría y la templanza necesaria para apartarme de todos los demás caminos y a concentrarme en caminar sólo por ese camino estrecho que lleva a la vida eterna. En el nombre de Jesús, Amén.


¡Gracia y Paz!

¿ESTÁS ELIGIENDO BIEN LA PUERTA?



¿Estás eligiendo bien la puerta?

Mateo 7:13-14
“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”

Es muy común oír decir que para ir al cielo debemos portarnos bien, hacer obras de caridad, no decir mentiras, etc. Sin embargo la Biblia dice en Efesios 2:8-9: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. O sea, nuestra entrada al cielo no depende de las buenas obras que hagamos. Por mucho que tratemos, debido a nuestra naturaleza pecaminosa, nosotros no somos capaces de hacer nada para ganarnos el cielo. El cielo es un regalo de Dios; eso es lo que quiere decir “don de Dios”. Y seguidamente aclara: “no por obras, para que nadie se gloríe”. El pecado original en el huerto del Edén nos hizo a todos pecadores. Así dice Romanos 3:23: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Y Romanos 6:23 dice que “la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Precioso regalo de Dios, quien nos amó tanto que “ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

Por todo esto podemos afirmar que hay una sola manera y un solo camino para llegar al cielo: el Señor Jesucristo. Así lo dijo Jesús a sus discípulos poco tiempo antes de dar su vida en la cruz del calvario: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Y hay también una sola puerta que lleva a la vida. En Juan capítulo 10, Jesús dice: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos”. Y entonces agrega: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.

En la escritura de hoy, parte del Sermón del monte, Jesús nos habla de dos puertas, una ancha y otra estrecha; y nos habla también de dos caminos, uno espacioso y otro angosto. Estas son las alternativas que se presentan ante cada ser humano en este mundo. La puerta ancha y el camino espacioso representan la vida cómoda y placentera tan preferida por nuestra naturaleza carnal, pero que “lleva a la perdición”, nos advierte el Señor. Proverbios 16:25 lo define de esta manera: “Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte”. Por el contrario la puerta estrecha y el camino angosto implican incomodidades, dificultades, sacrificios de parte de quienes escojan esta alternativa. Pero su final es “la vida”. Y el pasaje finaliza diciendo que “pocos son los que la hallan”.

Hace años, un barco que pasaba por debajo de un puente en St. Petersburgh, Florida, golpeó accidentalmente una de sus columnas y ésta se quebró, haciendo que parte del puente cayera al vacío. Era de noche y varios automóviles que en ese momento trataban de cruzar el puente, sin percatarse de lo que había sucedido, cayeron al mar. Un automovilista que venía a corta distancia se dio cuenta y pudo frenar a tiempo. Enseguida se bajó de su auto, y comenzó a hacer señas a los que se acercaban para que se detuvieran, pero ninguno hizo caso, quizás pensando que él estaba pidiendo ayuda. Continuaron su camino y este hombre, con horror, pudo ver como uno a uno esos vehículos caían al vacío. Finalmente algunos se dieron cuenta y comenzaron a detenerse antes de llegar al enorme hueco en el puente. Muchos fueron los que murieron aquella noche sólo por no hacer caso a la voz que los alertaba del peligro.

La Palabra de Dios nos alerta en cuanto al peligro de tomar el camino ancho y espacioso, pues ese lleva a la perdición y a la muerte, y nos exhorta a tomar el camino estrecho y angosto de la entrega y obediencia al Señor, el cual es menos atractivo, pero conduce a la vida eterna. Si has elegido el camino angosto, ¡Gloria a Dios! ¡Tomaste la decisión correcta! De lo contrario, detente, recapacita, y cambia tu dirección antes de que sea demasiado tarde. Dios siempre está dispuesto a recibir con los brazos abiertos a los que se vuelven a él arrepentidos.

ORACIÓN:
Amoroso Padre Celestial, perdóname todas mis debilidades y flaquezas. Dame fortaleza para resistir el mal que aún mora en mí. Gracias te doy Señor por tu infinita Gracia y Misericordia y por proveerme el camino de tu Hijo Cristo Jesús que me conduce hasta ti. Dame sabiduría y la templanza necesaria para apartarme de todos los demás caminos y a concentrarme en caminar sólo por ese camino estrecho que lleva a la vida eterna. En el nombre de Jesús, Amén.

¡Gracia y Paz!
Dios te Habla