Proverbios 5:18-19
“Sea bendito tu manantial, Y
alégrate con la mujer de tu juventud, Como cierva amada y graciosa gacela. Sus
caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en su amor recréate siempre”.
La intimidad sexual es uno de los
pilares más importantes para la supervivencia de un matrimonio. Es el regalo
que Dios le obsequia a la pareja, el día de su boda. La intimidad sexual
implica:
Entrega:
La intimidad demanda rendición total, darse a sí mismo sin condición, es por
eso que la verdadera intimidad sólo sucede como fruto del amor. Si hay una
entrega parcial, se convierte en un simple acoplamiento físico.
Unidad:
Cuando una pareja se une en la intimidad, hay entrega total de su cuerpo mente
y espíritu. Los cuerpos se funden en uno solo, la mente y el espíritu se
conectan, son dos seres que se vuelven uno.
Servicio:
La intimidad no es un acto egoísta, no proporciona un deleite unilateral. Tiene
como fin que uno se ponga al servicio del otro para complacerlo y si cada uno
se fija este propósito, ambos lograrán que cada encuentro sea inolvidable.
Comunicación:
Mientras más se conozcan, más placer podrán brindarse. Hable con su cónyuge de
lo que quiere y necesita, madure en su comunicación a tal grado, que con sólo
un roce, una mirada o un gesto, pueda entender lo que él o ella desea. Deje a
un lado la fatiga del día y no ignore el preámbulo del halago mutuo.
Disfrute:
La intimidad está diseñada para que ambos puedan gozarse el uno con el otro.
Haga planes románticos, ponga en práctica la creatividad, póngase de acuerdo
con su cónyuge en las cosas que se sienten cómodos, respeten los gustos de cada
uno y evite imponer el suyo.
¿Quiere obtener una radiografía
de su matrimonio? evalúe como está su intimidad sexual. Su respuesta será
determinante para tomar las acciones necesarias para renovar las relaciones
sexuales que como esposos tienen derecho.
¿Renovar
la intimidad?
¿Quien dijo que a Dios no le
interesaba su vida sexual? La mejor forma de mejorar o restaurar su intimidad
es involucrando a Dios en ella. Para que Él pueda obrar, aleje de su vida todo
lo que pueda estar contaminándola ó distorsionándola: pornografía, adulterio,
revistas sensuales, admiración excesiva de personas de sexo opuesto y todo lo
que pueda llevar a desvirtuar a su pareja o involucrar un tercero en su vida
sexual. No deje que otros le digan cómo debe ser su sexualidad, experimente
usted, para que junto con su pareja, disfruten de un estilo propio que los
lleve a la plenitud.
Dios le dará el apoyo que
necesita para que comience un nuevo descubrimiento de su intimidad. Déjelo a El
trabajar en usted y en su cónyuge, ore para que le ayude a mantenerse alejado
del pecado, para que renueve el deseo, la sensibilidad, la pasión, y le de
estrategias para complacer a su cónyuge. El es su creador, lo conoce mejor de
lo que usted se conoce y sabrá como hacerlo. Recuerde que Él fue quien tuvo la
gran idea de la sexualidad, quien puso en su cuerpo la sensibilidad necesaria
para el disfrute de una vida sexual sana y plena con su cónyuge.
Entréguese completamente en la
intimidad, mientras más entregue más recibirá. No se concentre en obtener su
propio placer, más bien trate de satisfacer al otro y se sorprenderá de los
resultados.
La intimidad sexual vivida a
plenitud previene al matrimonio de la infidelidad, la desdicha, la rutina y el
divorcio.
2 Samuel 7:29
“Ten ahora a bien bendecir la
casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti, porque tú,
Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo
para siempre”.
“Gracia y Paz”
Edificando Matrimonios
conforme el propósito de Dios