sábado, 12 de mayo de 2012

NADIE SABE LO QUE TIENE, HASTA QUE LO PIERDE


¿Qué Valor tiene para ti tu Familia?, ¿Cuánto Valoras a tus padres, hijos, esposa(o), trabajo y todo lo que tienes?

Como seres humanos en muchas ocasiones somos tan desagradecidos e inconscientes de lo que Dios ha puesto en nuestras manos, que nos lleva a desprestigiar, despreciar, maltratar y no valorar lo que tenemos a nuestro alcance. Mucha gente vive quejándose por lo que no tiene y no agradecen a Dios por lo que tienen.

¿Vas a esperar a perder lo que Dios te ha dado para entonces recapacitar en cuanto valor tenia aquello para ti? Hace un par de días una joven que trabajaba en un puesto de privilegio se dio cuenta del valor que tenía ese trabajo hasta que la despidieron.

Tal vez hasta este día has vivido triste, desanimado y frustrado por lo que no tienes y a causa de ello no has podido ser feliz, no has sabido valorar ni agradecer a Dios por lo que tienes pero…., Hoy es el día en el cual te animo a disfrutar, alegrarte y vivir contento con lo que Dios te ha dado.

Mucha gente vive esperando un día, una fecha, un pago o cualquier actividad externa para ser feliz, pero la felicidad no se encuentra fuera de ti sino más bien dentro de ti ya que es el lugar donde Dios habita por medio de su Santo Espíritu.

El Rey Saúl quiso amar y apreciar lo que tenía cuando le fue quitado, No esperes a que sea demasiado tarde y entonces venir con la cabeza baja, arrepentido y entristecido porque nunca supiste valorar lo que tenías en tus manos. Conozco a decenas de personas que no le dieron el valor necesario a su matrimonio, hijos, hermanos, trabajo, bienes, amistades etc. Los cuales hoy se sienten arrepentidos porque perdieron aquello que pensaban nunca iban a perder.

“….contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5).

Contentarse no es un sentimiento, sino una actitud. Es decir, en frente de la limitación y toda adversidad que puedas estar viviendo tu escoges estar triste, amargado, sin valorar y mucho menos sin estimar lo que tienes.

Contentarse con lo que Dios nos ha dado es la llave que abre las puertas para que entren a nuestras vidas lo que nos hace falta, por la sencilla razón de que estando contentos con lo que tenemos y no malhumorados con lo que no tenemos le demostramos a Dios cuanto confiamos en El y cuan consientes estamos de su presencia y veracidad de su palabra.

NO ESPERES A PERDERLO TODO PARA ENTONCES RECAPACITAR EN CUANTO VALOR TENÍA AQUELLO PARA TI.

“Gracia y paz”
Vida y Familia

VENCER EL MIEDO




2 Timoteo 1:7
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”.

Un cristiano no tiene por qué tener miedo, preocupación o estar ansioso. Pablo dijo: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:6-7)

En lugar de un espíritu de temor, se nos ha dado un espíritu de poder, de amor y de dominio propio. Tenemos miedo cuando poseemos ciertos pensamientos negativos sobre nosotros mismos y nuestras circunstancias. Tenemos que recordar que el diablo es el maestro en el uso de nuestros temores. Sin embargo, cuando nos centramos en Jesús, entonces no vamos a tener miedo, porque vamos a tener confianza en Él. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” (Filipenses 4:13)

Pablo dice a Timoteo que Dios no nos ha dado un espíritu de temor al hombre y de lo que van a decir o hacer para alejarnos de la obra del Señor y la predicación del Evangelio. Que no debemos tener miedo a oponernos a los errores de falsos maestros y mantenernos firme en favor de la verdad, y que se nos ha dado el Espíritu de poder para resistir las tentaciones de Satanás, para soportar las dificultades como buenos soldados de Cristo y hacer la voluntad y el trabajo de Dios.

El Espíritu Santo de Dios nos da su amor y poder para obedecer sus leyes. El pecador arrepentido es entonces una persona cambiada, su perspectiva y objetivo son cambiados cuando él es conducido por el Espíritu.

Se necesita el Espíritu de Dios para producir una mente verdaderamente sana. Este versículo también implica que, si la mente no está controlada por el espíritu de Dios, no puede ser considerada verdaderamente saludable. Cualquier mente en la cual falta el Espíritu Santo será deficiente en la capacidad de lidiar con la vida de una manera piadosa, porque no puede ver las cosas de una perspectiva adecuada, justa o injusta. En su lugar, tendrá una fuerte tendencia a torcer situaciones hacia su propio punto de vista egoísta.

Una vez regenerados por el Espíritu Santo, necesitamos ser continuamente guiados por Él, dando fruto espiritual en todas partes de nuestra vida. Si estamos produciendo el fruto del Espíritu, que exhibe una mente sana, sabemos que Él está obrando en nosotros. El Espíritu es la mente y la esencia de la naturaleza divina, y a través de ella Dios lleva a cabo su voluntad. Él faculta a la mente para comprender las cosas espirituales. El Espíritu nos da la fuerza, la voluntad y la fe para superar nuestras debilidades.

Vencer el miedo no es una cuestión de la autodeterminación, es una cuestión de la dependencia en Dios a quien podemos confiar y amar. Se trata de una cuestión de creencia en Sus palabras, Sus promesas y Sus regalos para nosotros. Amen!

“Gracia y Paz”
 (Mission Venture)


BRILLA COMO EL ORO

Job 28:5-6
“De la tierra nace el pan, Y debajo de ella está como convertida en fuego. Lugar hay cuyas piedras son zafiro, Y sus polvos de oro”.

En nuestra caminata de hoy vamos a recoger piedras. Estamos buscando una preciosa gema que Job en su tiempo llamaba zafiro, y que hoy se conoce como lapislázuli.

El lapislázuli es una hermosa piedra que tiene un color azul muy intenso. La gente la pule y hace joyas con ella debido a su belleza. Pero el lapislázuli no es solo bello por su color azul intenso. También suele tener pirita en su textura. La pirita es conocida como el «oro de los tontos» porque muchos han sido engañados por su parecido con el oro real. Imagínate lo asombroso que es el lapislázuli: de color azul  intenso con pequeñas partículas de pirita doradas. Algunas personas lo han comparado con la apariencia de un cielo nocturno repleto de estrellas.

Dios puede brillar en ti mucho más que la pirita en el lapislázuli. Él quiere poner su carácter en ti. Él quiere que la gente vea que hay algo especial en ti, que no es otra cosa que el amor de Dios.

Sé hoy como el lapislázuli, pero cubierto de oro real, que brille como el sol para que los demás puedan volar en su camino hacia el cielo.

“Gracia y paz”
(Jim Feldbush)


Salmo 119:27
“Hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus maravillas”.

Salmo 119:148
“Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tus mandatos”.

El verbo «meditar» significa: «Aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de una cosa» (Diccionario de la Real Academia Española). El creyente es invitado a meditar el texto de la Biblia a fin de que se deje impregnar por él y así saque un verdadero provecho para su vida diaria.

El término «meditación» es empleado por aquellos que se consagran a las religiones orientales y a prácticas como el yoga. En estas meditaciones el objetivo es tratar de llegar a no pensar en nada, a pesar de todos los peligros que esto conlleva.

Pero ésta no es la meditación cristiana, pues esta última es una verdadera reflexión libre que compromete nuestra inteligencia iluminada por el Espíritu de Dios. Es una meditación espiritual en la que nuestra mente se pone en relación con Dios por medio de su Palabra. Así es como escuchamos a Dios. Esta palabra viva, recibida por la fe (la confianza en Dios), hace que nos volvamos al Señor y nos lleva a rechazar el mal y a hacer el bien.

Nos conduce a adorar a Dios, al verdadero Dios, y no al dios de nuestra imaginación. Una meditación de ese tipo no nos vuelve exclusivamente hacia nosotros mismos, sino que dirige nuestra mirada y nuestros pensamientos hacia Jesucristo, quien nos trae “la gracia y la verdad” (Juan 1:17). Es una liberación y una apertura hacia una vida nueva con él.

“Gracia y paz”


LA CONVICCIÓN DE SER SALVO

1 Juan 5:13.
“Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios”.

Juan 1:12
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”

Algunos creyentes se hacen tantas preguntas acerca de su estado espiritual que terminan por perder la convicción de ser salvos: ¿Comprendí bien el mensaje del Evangelio? ¿Creí bien lo que hace falta creer para ser salvo? Los pecados cometidos antes de mi conversión son perdonados, pero, ¿los que cometo ahora lo son también? Todas estas dudas y muchas otras turban su alma y les quitan la paz.

A toda persona así atormentada queremos decirle: es cierto que usted era una criatura perdida, indigna, pero Dios mostró su amor para con usted al enviar a Su Hijo para que llevara en la cruz su culpabilidad. Échese en el océano de ese amor infinito, en el cual nadie puede zozobrar. Todo fue hecho para usted: la deuda moral que tenía con Dios está pagada, Satanás fue reducido al silencio, todos sus pecados fueron expiados. Todas las exigencias de Dios han sido satisfechas. ¿Qué más quiere? ¿Sería usted más exigente que Dios mismo? ¿Por sus preguntas puede usted reducir el valor del sacrificio de Cristo? ¡Por supuesto que no!

Entonces, que Dios disipe con los rayos de su amor las nubes que oscurecen nuestra mente. ¡Que nos llene de gozo, seguridad y certeza, pero no olvidemos que Dios también quiere que vivamos como cristianos!

“Gracia y Paz”

¿CÓMO HONRAS A TU MADRE?





Éxodo 20:12
“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”.

En México, hoy se festeja a las Madres, y en algunos otros países aun no se celebra, sin embargo yo quiero hacer referencia a lo que nos dice la Palabra de Dios respecto al mandamiento “honra a… tu madre” y esto no es una sugerencia, y no hay excepciones, a todos por igual nos corresponde cumplir con este mandato.

Dios estableció esta norma para el pueblo de Israel, porque los hogares respetuosos eran cruciales para su futuro éxito como nación. Lo mismo es cierto para nosotros hoy. Dios bendice nuestros hogares cuando respetamos a nuestras madres con palabras, actitudes y acciones.

Ámala incondicionalmente. Estamos llamados a amar a nuestras madres como Dios nos ama a nosotros. Él no nos puso condiciones y expectativas para que las cumpliéramos. Simplemente nos prodigó su amor siendo aún pecadores (Romanos 5:8).

Demuéstrale perdón. Puesto que no existen las madres perfectas, a veces tendremos que perdonarlas. Si tu madre parece dura o distante, demuéstrale compasión. Ella pudo haber experimentado dificultades como hija, que le dejaron heridas profundas.

Recuérdala con gratitud. Da gracias a tu madre en este Día de la Madre, por todo lo que ella hizo por ti cuando eras niño(a). Pero no te limites solo a este día, ¡Hónrala todos los días de tu vida!!. No hay nada más doloroso que sentirse olvidado. Haz lugar para ella en tu apretada agenda. Después de todo, ella hizo innumerables sacrificios por ti.

Trátala con amabilidad y amor. Hazle  saber a tu madre que la valoras. Dedicale tiempo para escucharla con atención cuando hable, y ayúdala en sus momentos de necesidad.

¿Se siente tu madre amada y honrada? ¿Qué puedes hacer tu para dibujarle una sonrisa en su rostro? Cuando somos adultos, es fácil distanciarnos de nuestras madres, porque nuestras múltiples exigencias nos roban el tiempo. Desarrolle la costumbre de contactar y orar por tu madre cada día.

“Gracia y Paz”



¡Una advertencia profética para Nueva York!
David Wilkerson

Ahora mismo, creo que Dios esta hablando una amonestación a la ciudad de Nueva York. Y luché con su palabra severa mientras preparaba este mensaje. Oré, “Señor, es cierto que esto va a suceder? “ Una y otra vez, escuché la voz suave: “¡Predícalo, amonesta! ¡Aquellos que desean la verdad la recibirán!

Estimado santo, esta amonestación no es para atemorizar a nadie. Es sólo para que lo lleves al Señor y ores. Esto es lo que el Señor me enseñó:

Treinta días de disciplina caerán sobre la ciudad de Nueva York como jamás el mundo ha visto. ¡Dios va a tumbar las paredes! Habrá violencia y robos inimaginables – sobre mil fuegos estarán ardiendo al mismo tiempo, a través de la ciudad y sus condados. Times Square estará en llamas y las llamas que ascenderán al cielo se verán por millas. ¡Los bomberos no podrán con ellas!

Los trenes y los autobuses estarán fuera de servicio por varias semanas. Billones de dólares se perderán. Los espectáculos de Broadway serán cerrados por semanas a la vez. Esto causará que los negocios se vayan de la ciudad en forma de una hemorragia incontenible. La violencia será tan feroz, que causará espanto a todo el mundo. Nuestras calles estarán alineadas no tan sólo con la guardia nacional sino con el ejército militar. Los fuegos de Los Ángeles fueron confinados a unas secciones de esa ciudad – pero los de Nueva York estarán ardiendo en todos sus condados.

Estas cosas se esperan en naciones del Tercer Mundo pero no en una nación civilizada como los Estados Unidos. Sin embargo, en un futuro no muy lejano, la ciudad de Nueva York se irá a la bancarrota – la “ciudad reina” del mundo será tirada a tierra. ¡Será verdaderamente una ciudad del Tercer Mundo – una ciudad de pobreza!

¿Cuándo será que esto va a suceder, preguntaras? ¡Todo lo que puedo decir es que yo no estaré aquí cuando suceda! Y cuando suceda no importa donde estemos – en nuestro apartamento o en nuestro trabajo – ¡no debemos sentir pánico o temor!

Una de las cosas más conmovedoras acerca de lo que Jeremías profetizó fue esto: ¡Él estaba allí cuando todo sucedió – Y él estuvo a salvo!

¡Jeremías sobrevivió los horrores que él amonestó que vendrían! “... y allí estaba cuando Jerusalén fue tomada.” (Jeremías 38:28). Él debió observar con horror desde su prisión a la armada de los caldeos cuando llegaron a la ciudad. ¡Él había amonestado por veintitrés años, pero nadie deseaba escuchar – y ahora la sangre estaba corriendo!

La casa del rey estaba en llamas. Todos los líderes fueron sacados de sus escondites. Los sonidos y lo que se veía era horrible; ¡cómo habría gemido Jeremías por piedad y misericordia! “O, Dios, yo lo vi todo – lo profeticé! Señor, ¿no perdonarás?

Sin embargo, aquí hay buenas nuevas:

Jeremías estuvo presente cuando la ciudad fue quebrantada – ¡pero él estuvo a salvo! ¡Y no sólo él estuvo a salvo, también lo estuvo Ebed-melec, el hombre que le sacó de la cisterna! Cuando todo estaba derrumbándose, Jeremías envió un mensaje a Ebed-melec quien se encontraba escondido con miedo. “Pero en aquel día yo te librare, dice Jehová, y no serás entregado en manos de aquéllos a quienes tú temes. Porque ciertamente te libraré y no caerás a espada, sino que tu vida te será por botín, porque tuviste confianza en mí, dice Jehová." (Jeremías 39:17-18).

¿Puedes imaginarte el consuelo de Ebed-melec cuando oyó esta palabra? Sin embargo, nosotros también tenemos el mismo mensaje que fue dado a Ebed-melec: ¡Aquéllos que aman la palabra de Dios y caminan en fidelidad y obediencia serán milagrosamente guardados por el Señor en tiempos difíciles! “¡Yo te libraré! ¡ No temas – tu vida será guardada porque tu confías en mí!”

Ahora mismo, Dios está sacudiendo a todo el mundo con temblores. Todas las naciones está sintiendo los dolores de parto del juicio.

Pero cuando veas estas cosas y oigas que la ciudad de Nueva York está en llamas, puedes caer de rodillas y regocijarte – no por el juicio, sino por la promesa de Dios: “Señor, yo deseaba oír lo que tú tenías que decir – ¡y tú me amonestaste! ¡Yo obedecí tu palabra – y no necesito temer!

“Gracia y paz”


1 Corintios 2:5
“Para que vuestra fe no esté fundada en sabiduría de hombres, mas en poder de Dios”.

La vida es breve, y la muerte es segura. Estamos en un precipicio, y miramos abajo al abismo de la eternidad. El único puente que se extiende a lo largo de este abismo es la Cruz de Cristo. “En la cruz de Cristo, me confío”. Te apremio que abandones los sistemas de creencias que provienen de los hombres y que acudas a Jesucristo, quien es el único refugio de la tempestad que se acerca.

Si yo, con palabras elocuentes o argumentos astutos, te pudiera convencer a creer en Dios, entonces, la tu fe se basaría en la sabiduría de los hombres. Pero los Cristianos predicamos a Cristo, lo que significa que debemos referimos a las Santas Escrituras para que nuestra fe se ancle en el poder y a la sabiduría de Dios.

Ve a las Escrituras porque no hay nada como ellas, pues enseñan a Cristo crucificado, que es la sabiduría y el poder de Dios. Si pones tu ancla en las Escrituras, entonces tu fe estará basada en la sabiduría y el poder de Dios y no en la de los hombres.

“Gracia y Paz”
Un Versículo de La Biblia cada Día