Dios es un Dios de propósitos. Todo lo que Dios hace y lo que nos permite
vivir responde a un propósito divino.
Algo que debemos aprender es preguntarnos en cada situación y tiempo que
vivimos: ¿Qué propósito tiene Dios en esto? Aún lo que pueda parecer contrario
o crítico para nosotros, Dios siempre tiene un propósito que quiere usar… para
que aprendamos, para que recapacitemos, para que reflexionemos, para que nos
arrepintamos, para que pidamos perdón, para que comprendamos, para que
ayudemos, para que oremos, para que crezcamos, para que consolemos, para que
vayamos mas a Él, para que corrijamos, para que nos transformemos, para que
ampliemos nuestra visión, para que nos arrojemos, para que nos detengamos, para
que crezca nuestra fe, para que mantengamos nuestra capacidad de asombro, para
que recordemos que Dios hace milagros, para que veamos de qué estamos hechos, para
que reconozcamos nuestras necesidades o fortalezas, para que lo veamos a Él,
etc. etc.
Todo tiene un propósito que Dios quiere cumplir en nuestra vida.
Conocer el propósito de Dios nos sirve de mucho, porque entonces podemos
ocuparnos, concentrarnos y enfocarnos en el desarrollo y cumplimiento de ese
propósito.
2 Crónicas 9:1-12 narra el encuentro que tuvo la reina de Sabá con Salomón.
Esta reina representa una visión externa de lo que es el Reino de Dios. Es
decir, lo que otros buscan ver en alguien que dice vivir bajo la dirección de Dios.
Esta reina había oído la fama del Rey Salomón y queriendo comprobar por sí
misma lo que se decía de Salomón, fue personalmente a ver a Salomón a su casa,
y la Biblia
dice que la reina quedó asombrada de lo que oyó y vio.
¿Qué fue lo que esta reina vio en Salomón y en su reino?
2 Crónicas 9:3-4
“Y viendo la reina de Sabá la sabiduría de Salomón, y la casa que había
edificado, Y las viandas de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el
estado de sus criados y los vestidos de ellos, sus maestresalas y sus vestidos,
y la escalinata por donde subía a la casa de Jehová, se quedó asombrada”.
Cuando la reina vio todas estas cosas, dijo: “Bienaventurados tus hombres,
y dichosos estos siervos tuyos…” La palabra bienaventurado, aquí significa:
tener una posición firme, tener el favor de Dios delante de los hombres, una
posición permanente, estar para quedarte.
Dios quiere eso en nosotros, Hebreos 3:5-6 dice: “Y Moisés a la verdad fue
fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a
decir, pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si
retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza”.
Tu eres la casa de Dios, y su propósito en tu vida es encontrar: ¿Qué es lo
que exhibes? ¿Cuál es tu testimonio? ¿Cuál es tu sabiduría? ¿Cuál es tu inteligencia?
¿Cuál es tu postura espiritual? ¿Cuáles son tus valores? ¿Cómo vives bajo la
unción y la gracia de Dios? ¿Qué nivel de comunicación tienes con Dios? ¿Qué tan
buena es la sincronización en todas las áreas y aspectos de tu vida?
El propósito de Dios es manifestar toda la grandeza de su gloria en su casa,
pero recuerda que la casa eres tu.
“Gracia y Paz”