Juan 14:13
"Y todo lo que pidan en Mi
nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”.
Dios es un Padre muy bueno
que nos ama profundamente y por eso mandó a su hijo Amado,
Jesucristo nuestro Señor, para que viniera a este mundo a
enseñarnos como relacionarnos y como orar a Él. Uno de los propósitos
principales del Señor Jesucristo cuando vino a este mundo fue el de
enseñarnos a orar de una manera correcta. A orar con fe. JESUS vino
a enseñarnos que Dios es un Padre Bueno, lleno de amor y compasión, que
desea bendecirnos y darnos paz y bienestar. Él es un Dios grande y
poderoso que desea hacer milagros a favor de sus hijos. La Santa Biblia está
llena de miles de testimonios de los milagros de Dios, que vinieron cuando las personas
oraron a Dios con Fe. La Biblia dice que la oración eficaz (bien hecha) de un
justo (un hombre bueno y sincero) puede mucho. Puede hacer que Dios responda
con un gran milagro en favor de quien ora con fe.
Orar es simplemente hablar
con Dios, es pedirle a Dios su ayuda y su bendición en cualquier necesidad.
El señor Jesús comenzaba y
terminaba el día orando, y en el transcurso del día hacia muchos milagros.
La clave es aprender a orar con Fe.
El señor Jesús dijo: “Todo
lo que ustedes pidan al padre en mi nombre lo recibirán” Esta
es una promesa maravillosa. Esto es algo grande. Hay un
gran poder cuando le pedimos a Dios con Fe. Cuando decidimos poner nuestra
confianza en Dios.
Todos los Evangelios están
llenos de hermosas enseñanzas del señor Jesucristo sobre COMO ORAR
con fe. Cómo pedir algo correctamente. Jesús enseñó que siempre,
uno se debe dirigir al Padre Celestial, (NO a los ángeles, NO a los
arcángeles, NO a otro ser, solo a nuestro Padre Celestial) Jesús jamás hizo una
oración o petición a otro ser o a un ángel. Él siempre le pidió al Padre
Celestial. Él se dirigía directamente al Padre Celestial y el Señor
quiere que nosotros hagamos igual. Si queremos ser bendecidos y recibir grandes
milagros.
Mucha gente le pide a
los espíritus y a los ídolos, al sol, a la tierra, a la montaña, a las estrellas,
incluso hay quienes invocan y le piden a los demonios, a los muertos, etc... por
eso no reciben nada, por eso quedan tan frustrados. El Señor Jesús nuestro
Salvador enseñó claramente a sus discípulos a que adoren y se dirijan
al Padre Celestial. Es por eso que las oraciones que el Señor Jesús hacía eran
contestadas con grandes milagros y sanidades. Si queremos recibir un milagro de
Dios como respuesta a nuestras oraciones debemos imitar al Señor Jesús y
debemos orar como el enseñó en los santos Evangelios, y vivir una vida
ordenada como Él la vivió. Una vida sin vicios ni maldad. Sin hipocresía, sin egoísmo,
sin orgullo. Una vida de integridad, sinceridad y honestidad.
¡Gracia y Paz!
José Carlos Paz