“El hombre que tiene a Dios por
su posesión, tiene todo lo que es necesario tener. Podrá carecer de todos los
tesoros materiales, o si los posee, estos no le producirán ningún placer
especial. Y si los ve desaparecer, uno tras otro, apenas podrá sentir la
pérdida, porque teniendo a Dios tiene la fuente de toda felicidad. No importa
cuántas cosas pierda, de hecho no ha perdido nada. Todo lo que posee, lo posee
en Dios, pura y legítimamente para siempre”.
“Gracia y Paz”
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