Éxodo 3:7-14
“Dijo luego el Señor: Bien he
visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa
de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para
librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra
buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del
heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo. El clamor, pues, de los
hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que
los egipcios los oprimen. Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para
que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. Entonces Moisés
respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los
hijos de Israel? Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será
por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo,
serviréis a Dios sobre este monte. Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a
los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a
vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y
respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY”.
Moisés estaba tranquilamente
apacentando las ovejas de su suegro (Éxodo capítulo 3). Allí Dios se le
apareció en medio de una zarza ardiendo y lo llamó para exponerle el plan que
él había concebido para el pueblo de Israel, que estaba esclavizado en Egipto.
Ciertamente fue algo totalmente inesperado, pero lo que más impactó a Moisés
fue el hecho de haber sido él el escogido por Dios para llevar a cabo tan
extraordinario plan.
Considerándose totalmente incapaz
de ejecutar tamaña encomienda, inmediatamente Moisés comienza a argumentar con
Dios acerca de sus calificaciones, o más bien la falta de ellas, para una
misión de esa envergadura. Primero Dios le dice simplemente: “Ve, porque yo
estaré contigo.” ¡Impresionante! El Dios todopoderoso le promete que él estará
a su lado en esa empresa. Pero Moisés continúa insistiendo en su incapacidad, y
le dice: “Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?” A
lo que el Señor responde: “YO SOY EL QUE SOY.” ¡Qué tremendo que con una frase
Dios define su omnipotencia, su sabiduría infinita, su determinación, su amor,
su misericordia, su justicia! O sea, “Yo Soy lo que sea necesario ser en un
momento determinado” “¡Lo que tú necesites, eso Soy Yo!”
Así, Dios manifestó su poder por
medio de las plagas que azotaron a los egipcios; más tarde, una vez salieron de
Egipto, abriendo las aguas del Mar Rojo; proveyéndoles el maná del cielo para
su alimentación, sacando agua de la peña para calmar su sed. Les proveyó una
columna de nubes durante el día para guiarlos y protegerlos del ardiente sol y
una columna de fuego por la noche para alumbrarles. En fin, en cualquier
circunstancia por difícil que fuera, Dios siempre proveyó la solución. YO SOY
EL QUE SOY se manifestó en todo momento de acuerdo a la necesidad existente.
Por eso podemos tener la completa
seguridad de que podemos llegarnos a nuestro Padre celestial e invocarle de
acuerdo a nuestra necesidad. En medio del sufrimiento, acudimos al Dios del
consuelo; en nuestra confusión, invocamos al Dios que enseña; cuando estamos
enfermos, oramos al Dios sanador; en medio de la tormenta, clamamos al Dios de
paz. Cualquiera sea nuestra necesidad, material, física o económica, el Señor
puede suplirla, como dice Filipenses 4:19: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que
os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. Y Hebreos 4:16 nos
exhorta a acercarnos al Señor: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de
la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”
El oportuno socorro es exactamente lo que necesitamos en un cierto momento, y
cualquier cosa que esto sea lo recibiremos en el preciso momento, por la
misericordia de Dios.
Cualquiera que sea tu necesidad
en este momento, clama a Dios y él te responderá, dice Jeremías 33:3. Ten fe,
pues YO SOY EL QUE SOY está en control y él resolverá tu problema por imposible
que parezca delante de tus ojos.
ORACIÓN:
Mi amante Padre celestial, te doy gracias porque en cualquier situación
que me encuentre, por difícil que sea, puedo acudir a ti en busca del oportuno
socorro. Aumenta mi fe para que yo no dude un instante de que tú eres más que
suficiente para resolver todos mis problemas. En el nombre de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla
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