lunes, 11 de junio de 2012

LOS REQUISITOS DEL SERVICIO


Lucas 19:1-9
“Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham”.

Cuando el Señor Jesús dejó el cielo, no vino a la tierra para ser una superestrella; vino a servir. Como sus discípulos, estamos en este mundo para seguir su ejemplo de servicio a los que sufren. La historia de Zaqueo nos muestra algunas cualidades espirituales que necesitamos desarrollar para servir como lo hizo el Señor.

Percepción: Aunque estaba rodeado por una multitud, Jesús se fijó en un hombre encaramado en un árbol. Zaqueo era odiado y rechazado porque era recaudador de impuestos. Aunque era rico, algo faltaba en su vida, y Cristo reconoció su necesidad. Hay personas que nos rodean “encaramadas en árboles” --vacías, con necesidades y desesperadas. Pero muchas veces estamos tan preocupados por nuestras actividades, que no las notamos.

Disponibilidad: Jesús se dirigía a Jerusalén para llevar a cabo el acto más importante en la historia de la humanidad: la redención. Sin embargo, se detuvo a comer con un hombre necesitado espiritualmente. ¿Qué podría ser tan importante que le impida a usted dar a otros lo que más necesitan --su tiempo?

Aceptación: Aunque Zaqueo era un notorio pecador, Jesús no le dijo: “Corrige tu conducta, y después vendré a tu casa”. Estamos llamados, no a corregir a la gente, sino a compartir el evangelio transformador de Cristo.

¿Qué tal le está yendo en su servicio a las personas? Tal vez sea el momento de que abra sus ojos espirituales para ver a las personas necesitadas que le rodean. Dios pone oportunidades a nuestro alrededor, pero si no estamos atentos las desaprovecharemos.

“Gracia y Paz”
Meditación Diaria

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