Romanos 8:2
“Porque la ley del Espíritu de
vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte”.
Aquí se trata de dos leyes; la
primera, la ley del pecado y de la muerte, es nuestro estado natural antes de
conocer a Cristo. En ese estado, pecamos tan naturalmente como los peces nadan,
sin instrucción ni dificultad; y esto sucede porque en nuestro estado natural,
antes de conocer a Cristo, no hay vida espiritual. Tal vez vemos lo que es
nuestro deber, conocemos nuestras obligaciones, pero nuestra carrera es de
pecado y desobediencia a Dios.
Ahora bien, cuando venimos a
Cristo y entregamos nuestro corazón a él, nacemos la segunda vez, o sea,
nacemos del Espíritu, y se introduce una nueva dinámica; la ley del Espíritu de
vida en Cristo Jesús. Nuestros pecados son perdonados y empezamos a seguir a
Cristo y obedecer a Dios. Pero todavía estamos en la carne, todavía estamos en
este mundo, y a veces nos caemos, y eso muy fuerte. Pero podemos pedir perdón
de Dios, y reanudar nuestro compañerismo con El. Nuestra senda es para arriba
generalmente; tal vez van a haber vueltas y caídas pero nuestro camino sigue
cuesta arriba hacia la
Ciudad Celestial , El Nuevo Jerusalén. Si nuestra senda sigue
generalmente el curso de este mundo, todavía no hemos sido librados de la ley
del pecado y de la muerte.
“Gracia y Paz”
No hay comentarios:
Publicar un comentario