¿está jesús contigo siempre?
Lucas 2:41-49
“Iban sus padres todos los años a
Jerusalén en la fiesta de la pascua; y cuando tuvo doce años, subieron a
Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta. Al regresar ellos, acabada la
fiesta, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su
madre. Y pensando que estaba entre la compañía, anduvieron camino de un día; y
le buscaban entre los parientes y los conocidos; pero como no le hallaron,
volvieron a Jerusalén buscándole. Y aconteció que tres días después le hallaron
en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y
preguntándoles. Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y
de sus respuestas. Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre:
Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con
angustia. Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los
negocios de mi Padre me es necesario estar?”
La ley establecía que todo varón
judío de doce años en adelante debía ir a Jerusalén para la fiesta de la
pascua. Esta era la primera vez que Jesús asistía a esta celebración tan
importante en el calendario judío. Cuenta este pasaje que acabada la fiesta, al
regresar sus padres a su casa, el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que
ellos lo supieran. Estos, pensando que su hijo estaba con algunos de los
parientes que componían el grupo de viajeros, no se preocuparon hasta que al
atardecer, mientras las familias se juntaban para acampar, se dieron cuenta de
la ausencia de Jesús y entonces volvieron a Jerusalén a buscarlo. Después de
tres días de ansiosa búsqueda, finalmente “le hallaron en el templo, sentado en
medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles”. Cuando ellos
confrontaron al niño por no haberles informado de sus intenciones, él les dijo:
“¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es
necesario estar?”. Desde niño, Jesús estuvo absolutamente conciente de las
prioridades de su vida y de la misión que su Padre le había encomendado aquí en
la tierra. Su enfoque fue siempre agradar y obedecer a Dios.
Han pasado dos mil años de aquel
incidente, Jesús no está ahora físicamente entre nosotros, pero la Biblia nos afirma que él
“es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). Esto quiere decir
que Jesús está todavía muy interesado en los “negocios” de su Padre. Sabemos
que él está activamente envuelto en todo lo que concierne a la voluntad de Dios
y a sus planes para esta humanidad. La pregunta es: “¿Está Jesús contigo
siempre?” “¿Tienes tú la seguridad de que el Señor te acompaña donde quiera que
vas?” Jesús prometió que estaría con nosotros siempre, hasta el fin del mundo.
Entonces, la respuesta es “sí”, ¿cierto? Bueno, eso depende de donde tú vayas y
de lo que tú estés haciendo. Cuando Jesús les encomendó a sus discípulos la Gran Comisión (Mateo
28:19-20), les dijo “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin
del mundo”. Los discípulos debían seguir las instrucciones de Jesús, y mientras
ellos estuviesen envueltos en llevarlas a cabo, él estaría con ellos. ¿Acaso
estás tú siguiendo las instrucciones del Señor escritas en su Palabra? ¿Es tu
vida un testimonio que glorifica el nombre de Dios?
Si tú has aceptado a Jesucristo
como tu salvador, la Biblia
dice que el Espíritu de Dios ha entrado en tu corazón y morará allí para
siempre. Eso asegura tu salvación, pero tú debes establecer una intima comunión
con el Señor por medio de la lectura de su palabra y la oración cada día,
sirviéndole y obedeciendo sus instrucciones. En Juan 14:21, Jesús nos dice: “El
que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me
ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él”. Si deseas
que el Señor esté contigo siempre, si quieres que él se manifieste en tu vida,
que te bendiga y te muestre su favor, debes envolverte junto con él en “los
negocios de su Padre”.
ORACIÓN:
Bendito Señor y Dios, gracias por
tu promesa de estar conmigo siempre. Te ruego me ayudes a ser merecedor de tu
compañía, haciendo las cosas que te agradan y glorifican tu nombre. Por Cristo
Jesús te lo pido. Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla.
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