¿CÓMO ESTAS?
Isaías 38:16-17
“Tú me restablecerás, y harás que
viva… a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras
tus espaldas todos mis pecados”.
Esta es la típica frase de saludo
a la que respondemos con una frase igual de típica: «¡Muy bien, gracias!».
Incluso si las cosas no van bien, evitamos aburrir a los demás con nuestros
asuntos personales, con cosas que no les conciernen y que en general no les
interesan. De todos modos, no pueden ayudarnos. Por ello respondemos: «Bien,
gracias», y cambiamos de tema.
Pero hay Alguien que se interesa
realmente en nosotros, que desea nuestro bien, y que al mismo tiempo tiene el
derecho de controlar nuestra vida. Suponga, querido amigo, que es Dios quien
hoy le hace esta pregunta: ¿Realmente le va bien en todo? En el ámbito
familiar, profesional y, sobre todo, en su ser interior, ¿Todo va bien? ¿Está
feliz y no teme al futuro, ni siquiera al más allá?
No podemos escondernos de Dios
mediante una respuesta evasiva y cortés, y tampoco podemos engañarlo. Además,
ese Dios que nos interpela conoce perfectamente nuestras necesidades y preocupaciones,
y quiere ayudarnos, pues es amor y se interesa personalmente por cada uno.
Pero tampoco se impone. Él espera
que cada ser humano reconozca que, en definitiva, el balance de su vida sin
Dios y a la merced de los deseos personales es más bien un fracaso. Hoy todos
los que, al creer en Jesús, han permitido a Dios el Padre entrar en su vida
pueden decir francamente, incluso en la adversidad: «Todo va bien».
“Gracia y Paz”
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