Salmo 115:16
“Los cielos son los cielos de Yahweh; y ha
dado la tierra a los hijos de los hombres”.
En 1923, un grupo de renombrados y valientes hombres de
negocios de los Estados Unidos, Jesse Livermore, el mago de Wall Street; León Fraser,
presidente del Banco Internacional Settlement; Iván Kruegar, el hombre
principal del mayor monopolio financiero; Charles Schwab, presidente de la
mayor compañía independiente de acero; y Richard Whitney, presidente de la
Bolsa de Valores de Nueva York; se reunieron en el hotel Edgewater Beach, de
Chicago. Aquel grupo era una leyenda. Juntos, aquellos hombres tenían más
dinero que todo el tesoro americano. Los diarios y las revistas contaban sus
fabulosas historias. Todo mundo los veían como símbolo del éxito.
Veinte años después, la historia era completamente
diferente. Iván Kruegar, se habían suicidado. Charles Schwab, murió en la mayor
miseria; y Richard Whitney, estaba en prisión.
Las Santas Escrituras nos dicen hoy que Dios les dio la
tierra a los hijos de los hombres. La tragedia de la criatura humana es pensar que,
porque Dios le confió la tierra, la tierra es suya. Entonces trabaja, lucha,
conquista; acumula dinero, fama, poder y cultura y borra a Dios de su vida, se
transforma en su propio dios, pero ignora que todo sucede porque Dios lo
permite. Después de todo, fue él quien les dio la tierra a los hijos de los
hombres, ¿o no?
Pero, "los cielos son de Yahweh", y desde allí Él
controla el destino de las naciones y de las personas. Felices son los que
tienen conciencia de esta verdad y entienden que por encima de la tierra están
los cielos. Tú podrás decir: Haré esto hoy, y mañana aquello, pero si Dios no
lo permite, no sucederá (Santiago 4:15).
La fortuna pasa, como pasó el poder, la fama y el dinero
de aquellos hombres poderosos. La tierra se desgasta, envejece y muere, pero
los cielos son eternos. ¡Ay de aquel que construye sus sueños y realizaciones
basándose solamente en valores terrenales!
Dedica hoy unos momentos para mirar en dirección a los
cielos. Observa la inmensidad del infinito y verás que tus conquistas y logros
son insignificantes.
Al salir hoy a cumplir tus responsabilidades, o si te
quedas en casa, piensa esto: "Los cielos son los cielos de Yahweh; y ha
dado la tierra a los hijos de los hombres".
¡Gracia y Paz!
Camino a Jesús
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