Salmo 40:1-5
“Pacientemente
esperé al Señor, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo
de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó
mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán
esto muchos, y temerán, y confiarán en el Señor”.
Este pasaje
describe una situación en la vida del salmista que parece ser muy desesperada.
La compara con un pozo que contiene lodo cenagoso del cual no podía salir por
sí mismo. Entonces clamó al Señor y esperó pacientemente. No es fácil esperar y
mucho menos esperar pacientemente cuando estamos en medio de una situación en
la que no podemos ver esperanza alguna, en la que nos parece que nos estamos
hundiendo más y más a medida que pasa el tiempo. Pero cuando lo hacemos, cuando
nuestra fe nos permite estar tranquilos y depositar nuestra angustia en las
manos del Señor, siempre vamos a sentir que él se inclina a nosotros y oye
nuestro clamor. El rey David, autor de este salmo, dice que Dios puso sus pies
sobre una peña, en tierra firme, y lo encauzó en el camino correcto. ¡Qué
cambio tan extraordinario en la vida de este hombre! Del lodo movedizo a la
roca firme. De la desesperación a la esperanza. De la oscuridad a la luz. Este
es siempre el resultado en la vida de quienes confían y esperan en Dios. Y
finalmente Dios mismo puso en su boca cántico y alabanza, y gozo y paz en su
corazón. Y entonces dice que todos los que conozcan este testimonio, temerán y
confiarán en el Señor.
Cuando el rey
Nabucodonosor amenazó a los tres jóvenes judíos (Sadrac, Mesac y Abed-nego) con
echarlos al horno de fuego ardiendo si no adoraban la estatua de oro que él
había mandado a construir (Daniel capítulo 3), ellos contestaron: “He aquí
nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de
tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus
dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado”. Esta es una
declaración de absoluta confianza en Dios. Implica total seguridad de que Dios
tiene todo el poder para resolver la situación, pero que si no lo hace, es
porque tiene pensado algo mejor.
Los tres fieles
siervos de Dios fueron atados y los echaron al horno de fuego. Entonces sucedió
algo realmente increíble. Dice la
Biblia que “el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó
apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados
dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: He
aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir
ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses” (Daniel
3:24-25). Muchos comentaristas bíblicos coinciden en que verdaderamente era el
Hijo de Dios. Y los jóvenes salieron del horno completamente ilesos, “y ni
siquiera olor de fuego tenían” (v.27). Y cuando todos vieron este testimonio,
temieron y creyeron en el Dios de ellos. Y el nombre de Dios fue glorificado en
todo el reino, y el rey “engrandeció a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la
provincia de Babilonia” (v.28-30).
Pasaron de la
situación más terrible y aparentemente carente de toda esperanza a la victoria
total y absoluta. Ciertamente tenemos un Dios todopoderoso que entiende
nuestras necesidades, que se compadece de nuestras miserias, que nos libra de
las tribulaciones o está junto a nosotros cuando las atravesamos. ¡A él sea
toda la gloria y la honra!
¿Sientes que en
estos momentos estás en un pozo oscuro y profundo? ¿Te parece que cada vez te
hundes más en el fango? No hagas caso a tus emociones ni al temor que el
enemigo quiere infundir en ti. Aparta de tu mente todo pensamiento negativo y
concéntrate en clamar a Dios. Confía plenamente y espera en el Señor. Él va a
resolver tu problema, y pondrá gozo en tu corazón y cántico de alabanza en tu
boca. Sólo tienes que confiar y esperar pacientemente.
ORACIÓN:
Padre santo,
gracias por estos testimonios de tu amor y tu poder. Ahora sé que puedo confiar
plenamente en que tú me vas a sacar en victoria de esta situación. Por fe expreso
que tú vas a cambiar mi lamento en baile, y mi pesar en victoria. En el nombre
de Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla
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