Apocalipsis 3:11
“He aquí, yo vengo pronto; retén
lo que tienes, para que ninguno tome tu corona”.
Retén, es un verbo que se deriva
del griego κρατέω (krateo), κρατέω significa: Aferrarse a, asir, tomar,
agarrar, mantener firme. Pero la connotación que Juan utiliza en Apocalipsis es
la de: “detener, retener, mantener firme, aferrarse a”.
El verbo que utiliza Juan se
encuentra en modo “imperativo” lo cual señala una orden o mandato, la cual
apela a la voluntad de aquel a quien se le habla. Es decir que el que recibe la
orden decide si la llevara a cabo o no. Por supuesto que esto no le quita la
fuerza al término al ser pronunciada como una orden.
Pero también el verbo se
encuentra en tiempo presente, lo que se concibe como una acción continua o
repetida, algo que debe seguir haciéndose siempre, y no por un lapso de tiempo.
Este mandato se está expresando en forma positiva como un mandamiento o mandato
general. “Retén lo que tienes”.
El retener tiene la implicación
de guardar (Marcos 9:10). Esto habla de algo tan fuerte y poderoso como el
poder que la muerte ejerce al retener a una persona, lo cual no fue posible en
el caso de Jesús, quien verdaderamente libró una batalla contra la muerte, la
cual no le pudo retener y le tuvo que soltar (Hechos 2:24). Retener es poder
lograr que a pesar del paso de los años no cambien en nosotros ni en nuestras
próximas generaciones las cosas que se han aprendido (Marcos 7). Es detener
algo con tal fuerza que no se deja que se escape ni lo más mínimo (Apocalipsis
7:1). La exhortación que la
Escritura nos da es a retener de esta forma la fe (profesión)
que tenemos, depositando nuestra confianza en el sumo sacerdote (Jesús) quien
es nuestra ayuda y sostén (Hebreos 4:14-16).
El apóstol Pablo en la segunda
carta enviada a los Tesalonicenses (v. 1) les exhorta y utiliza el verbo κρατέω
(kratéo) en modo imperativo para ordenarles y darles el mandato que se
mantengan firmes y retengan la doctrina que han aprendido (v. 15). Debido a que
se han levantado falsas doctrinas en cuanto a la manifestación del hombre de
pecado (2:1-12). Pero la orden es mantenerse firme y retener, a no dejarse
mover fácilmente, del modo de pensar, a no ser conturbados ni por espíritu o
palabra, ni por carta (2:2).
También se puede ver que el
retener, muchas veces implicará luchas, problemas, dificultades, las cuales hay
que enfrentar sin soltar o perder lo que se tiene. Un buen ejemplo es la
iglesia de Pérgamo (Apocalipsis 2:13-15), en donde se narra que a pesar de la
persecución y de la muerte de Antipas (el testigo fiel) ellos retenían la fe.
En el caso del apóstol Juan en su
carta de Apocalipsis también utiliza en modo imperativo el verbo κρατέω
(kratéo) en su mensaje a la iglesia a Filadelfia (3:7-13).
La carta se escribe al ángel
(pastor) de la iglesia en Filadelfia (v. 7). El Señor le dice que Él conoce sus
obras y que ha puesto una puerta abierta delante de él la cual nadie la puede
cerrar. ¿Por qué? Porque aunque tiene poca fuerza ha guardado la palabra y no
ha negado el nombre del Señor (v. 8). Y añade que a aquellos que se dicen ser
judíos pero que no lo son, sino son de la sinagoga de Satanás, vendrán y se
postrarán a sus pies para que reconozcan que Dios le ha amado (v. 9). Y todo
esto lo confirma de nuevo, por cuanto ha guardado la palabra, y le promete que
también él será guardado de la hora de la prueba que ha de venir sobre la
tierra (v. 10).
Pero luego viene la orden, “retén
lo que tienes”. Y esto es lo llamativo, que a pesar de la puerta abierta, y la
humillación de sus enemigos, él DEBE guardar lo que han recibido, lo que tiene,
porque si no lo puede perder. Recibido y oído se refiere al consejo de la Palabra de Dios, todos
aquellos mandamientos y enseñanzas que hemos recibido y estamos llamados a
ponerlos por obra.
El mundo necesita hijos
verdaderos de Dios. Hombres y mujeres dispuestos a ser ejemplo, que acepten y
entiendan los planes de Dios, comprometidos y fieles hasta la muerte,
dispuestos a transformar su entorno, que no dependan de las circunstancias sino
del poder de Dios, que no se dejen amedrentar ante la oposición, aun estando
bajo amenazas de muerte, sino que sigan fieles y comprometidos hasta el final.
Hombres y mujeres conforme a la
voluntad de Dios es lo que se necesita hoy. Personas que permanezcan firmes a
los postulados bíblicos, que no vendan ni pierdan sus principios ante la fama,
reconocimiento o cualquier otra tentación. Que tengan claro que el único
propósito en sus vidas es proclamar el Evangelio de Jesucristo y agradar en
todo a su Señor.
Amados, estamos viviendo en
tiempos peligrosos y decisivos, en medio de conflictos y luchas constantes
frente al mundo, la carne y el diablo. Los cuales buscan de manera sutil
desviarnos de la sincera fidelidad a Cristo.
2 Juan 1:8, dice: “Mirad por
vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que
recibáis galardón completo”. Por esto amados hermanos, debemos retener con
firmeza lo que tenemos, no despreciando la bendición y privilegios que Dios nos
ha dado, sigamos fielmente hasta la muerte, no nos desviemos ni miremos para
atrás. Recordemos que “Bienaventurados los que oyen la Palabra de Dios, y la
guardan” (Lucas 11:28). Amén.
“Gracia y Paz”
Verdadera Vida Cristiana
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