Habacuc 3:17-18
"Aunque la higuera no
florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y
los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y
no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré
en el Dios de mi salvación".
En los tiempos que el profeta
Habacuc hizo esta declaración, el fruto de la vid era un símbolo de bienestar y
prosperidad, el olivo era un producto esencial para la economía, y el ganado
era fuente principal de la alimentación, produciendo carne y leche. Es decir,
la falta de estas cosas era sinónimo de profunda miseria y escasez. Lo
maravilloso de este pasaje es que, a pesar de la situación tan difícil que
describe, el profeta declara su total confianza en Dios, alegrándose y
gozándose en su presencia. ¡Qué maravillosa enseñanza para nosotros!
Actualmente alrededor de todo el
mundo existe un gran problema económico. Hay escasez de todo tipo, desempleo,
hambre, enfermedades, sufrimientos, y al igual que en los tiempos de Habacuc,
hay un Dios todopoderoso que sólo espera que confiemos en él para acudir a
nuestro auxilio. Podemos atravesar tiempos de terrible escasez económica y
falta de todo lo necesario para vivir pero lo más importante es que nunca nos
falte la presencia del Señor pues sin él estamos completamente perdidos y sin
esperanza.
En su carta a los filipenses, el
apóstol Pablo los exhorta a mantener el gozo, cualesquiera fueren las
circunstancias que les rodearan. No solamente en las buenas, sino también en
las malas, o sea siempre, en todo momento. Dice Filipenses 4:1: “Regocijaos en
el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” Lo más impactante de esta
expresión es el hecho de que cuando Pablo la escribió, estaba nada menos que en
una cárcel romana, rodeado de incomodidades, pasando hambre, siendo humillado y
torturado, y esperando que en cualquier momento lo ejecutaran. Y aún en estas
terribles circunstancias, él manifestaba su absoluta confianza en el Señor, lo
cual le permitía sentir un gozo tan grande y profundo que no podía dejar de
exhortar a los filipenses a que se regocijaran en todo momento.
Difícilmente alguien va a
encontrarse alguna vez en una situación tan dura como la de Pablo cuando
escribió esta carta a los Filipenses. Pero no sólo él los alienta exhortándolos
a estar gozosos siempre, sino que más adelante también les asegura: "Mi
Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en
Cristo Jesús." (Filipenses 4:19). Dios tiene poder para suplir todas y
cada una de nuestras necesidades, pues sus riquezas en gloria son ilimitadas, y
su amor por nosotros es infinito. ¿Cómo podríamos tener la más mínima duda de
esto si él entregó a su Hijo por salvarnos de la condenación eterna?
También Jesús animó a sus
discípulos a que confiaran en él en medio de la aflicción y la adversidad. En
Juan 16:33 les dice: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he
vencido al mundo”. Con Jesús de nuestro lado la escasez puede transformarse en
prosperidad, la enfermedad en salud, el temor en seguridad, la soledad en
compañía, el fracaso en éxito. A lo largo de nuestras vidas podremos tener
escasez de muchas cosas, pero es necesario recordar siempre que más importante
que cualquier posesión material es la presencia de Dios en nuestras vidas. Sus
muchas promesas deben darnos la tranquilidad y el gozo que sentían Habacuc y
Pablo en medio de situaciones tan difíciles.
Cuando llegue la prueba, o la
situación en la que estás se torne aún más difícil, no olvides que siempre
puedes acudir al Dios todopoderoso en busca de ayuda, como dice Hebreos 4:16:
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Ese oportuno socorro
está disponible para los que confían en Dios. Pero no es posible confiar en
Dios si no le conocemos íntimamente por medio de una relación diaria con él a
través de la oración y la lectura de su palabra.
ORACIÓN:
Gracias, Dios mío, por el aliento
y la seguridad que me ofreces a través de tu palabra. Ayúdame a mantenerme
firme en mi confianza en ti cuando la escasez, la aflicción o el sufrimiento
toquen a mi puerta, para que tu gozo abunde en mi corazón. En el nombre de
Jesús, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios te Habla
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