1 Corintios 15:51-52
“No todos dormiremos; pero todos
seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final
trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados
incorruptibles, y nosotros seremos transformados”.
En toda Europa el último domingo
de marzo se pasa al horario de verano. Algunas personas adelantan el reloj la
víspera, otras a la mañana, y otras se olvidan… Los relojes que funcionan por
radiocontrol cambian de hora en la madrugada, a las dos en punto, sin
intervención exterior, captando la señal emitida por una estación situada en
Frankfurt, Alemania.
Esta proeza tecnológica nos hace
pensar en el maravilloso momento cuando todos los hijos de Dios oigan el
llamado proveniente del cielo y vayan al encuentro del Señor en el aire. Al
mismo instante, en un abrir y cerrar de ojos, todos los que recibieron de Dios
la vida eterna por la fe en Jesucristo obedecerán a su voz de mando (1
Tesalonicenses 4:16-17) y dejarán definitivamente este mundo. No habrá ningún
lugar en la tierra donde los verdaderos creyentes no capten esa señal. Los
cuerpos de los creyentes muertos también lo oirán y saldrán de sus tumbas o del
fondo del mar, resucitados y gloriosos. Los hijos de Dios se alegran ante la
perspectiva de ese día en el cual Jesús, su Salvador, vendrá a buscarlos y
llevarlos con él para siempre.
Pero los demás, aquellos que no
hayan querido aceptar el don gratuito de Dios, no oirán nada y se quedarán en
la tierra esperando los terribles juicios que los alcanzarán. Ahora usted está
oyendo la voz de Dios. ¡Escúchela, no la menosprecie!
“Gracia y Paz”
No hay comentarios:
Publicar un comentario