1 Tesalonicenses 5:18.
“Den gracias a Dios por todo...”
¿Dar gracias también por las
pruebas y los fracasos? Sé que no es fácil ver cuál es la bendición de que pierdas tu empleo, o que estés padeciendo de una grave enfermedad, sin embargo, Dios permite
que en ocasiones experimentes pruebas y fracasos porque al final serán una
bendición para tu vida.
Toma por ejemplo el caso del
profeta Daniel. Cada prueba difícil que le tocó enfrentar al final resultó
siendo una bendición. De hecho, quizás nunca habríamos sabido de Daniel si no
hubiera sido llevado cautivo a Babilonia.
¿Puedes imaginar lo mal que se
habrán sentido Daniel y sus tres amigos mientras eran llevados cautivos a
tierra extraña? Por su mente no pasaba la idea de que Dios usaría esa
circunstancia como el medio para bendecirlos.
Luego enfrentarían otra difícil
prueba: comer los alimentos de la dieta babilónica y contaminarse, o
rechazarlos y enfrentar la posibilidad de morir por desobedecer el mandato del
rey. Ya sabemos que no se contaminaron. Pero esta prueba sirvió para que
Nabucodonosor los conociera y para colocar en alto el nombre de Dios (ver Dan.
1:17-21).
En otra ocasión, cuando los
sabios del reino no pudieron adivinar el sueño de Nabucodonosor, la vida de
Daniel y sus amigos corrió peligro nuevamente, pero esta prueba también sirvió
para que Daniel fuera nombrado para su elevada magistratura y, por supuesto,
para glorificar a Dios (cap. 2). Algo similar ocurrió cuando Ananías, Misael y
Azarías enfrentaron la prueba del horno de fuego (cap. 3); y cuando el mismo
Daniel fue milagrosamente librado de una muerte segura en el foso de los leones
(cap. 6).
¿Conclusión? Dios tiene poder
para transformar nuestros fracasos en victorias, y para convertir nuestra
tristezas en gozo.
Si has tenido un fracaso
reciente, recuerda que Dios tiene poder para convertir la maldición en
bendición. Si una puerta se cerró hoy, Dios abrirá otra mañana. Si hoy la
pareja de tus sueños te dio la espalda, mañana Dios proveerá una mejor. Si por
ser fiel a tus principios perdiste hoy algo valioso, mañana él te convertirá en
triunfador. Esta es su promesa: “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo
segarán” (Sal. 126:5).
Gracias,
Señor, porque dispones todas las cosas para el bien de quienes te aman.
“Gracia y Paz”
Meditaciones Vespertinas
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