Lucas 10:41-42
“Respondiendo Jesús, le dijo: Marta,
Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es
necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”.
Lucas 18:22
“Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún
te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás
tesoro en el cielo; y ven, sígueme”.
A veces nos sorprendemos al ver
que alguien que tenía «todo para ser feliz» termine suicidándose. La Biblia emplea una expresión
opuesta: “sólo una cosa” cuenta realmente para ser feliz.
El evangelio de Lucas nos habla
de un joven rico que buscaba ardientemente la paz interior (Lucas 18:18). Jesús
le dijo: “Aún te falta una cosa”, es decir, ser capaz de compartir sus riquezas
con los pobres. Su dinero invadía su vida y le causaba muchas preocupaciones.
Estar demasiado atados a nuestros bienes materiales hace que seamos infelices y
dejemos a Dios en un segundo plano.
El mismo evangelio nos presenta a
Marta trabajando sin cesar, preocupada en servir bien a sus invitados. El Señor
Jesús le dijo: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo
una cosa es necesaria” (10:41-42). María, su hermana, había comprendido la
única cosa importante en esta situación: detenerse para escuchar a Jesús,
buscar su compañía y aprovechar su presencia. En esos momentos es cuando
retomamos la fuerza interior para cumplir seriamente con las obligaciones del
trabajo, con interés y gozo, sin desmayar.
Para el apóstol Pablo, “sólo una
cosa” contaba: desplegar todos sus esfuerzos para conocer y servir mejor a su
Maestro. Él es el único capaz de satisfacer nuestras aspiraciones más secretas
y profundas (Filipenses 3:14). Si éste también es el objetivo de nuestra vida,
tendremos la «única cosa» necesaria.
“Gracia y paz”
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