Las escrituras enseñan claramente
que Cristo murió por toda la humanidad, y no solo por unos cuantos (Lea Juan
1:29; 3:16; 1 Timoteo 2:6; 4:10; Tito 2:11; Hebreos 2:9; 2 Pedro 3:9; 1 Juan
2:2).
La pregunta que debiéramos
formularnos de una manera correcta, sería: “Si Cristo murió por todos, ¿por qué
entonces no todos son salvos? Y encontraremos que la respuesta a este
interrogante es bastante simple.
Sí, es cierto que Cristo murió y
pagó con Su propia sangre por los pecados de toda la humanidad. Pero a fin de
recibir y disfrutar los beneficios de esa salvación gratuita, cada individuo
tiene que creer y recibir a Cristo como Salvador y aceptar su obra redentora de
una manera personal.
Todos pueden ser salvos por el
sacrificio de Cristo – y Dios no desea que nadie se pierda o perezca sino que
todos se salven (2 P 3:9). No obstante, a fin de ser salvo, se requiere que la
persona o el individuo haga una decisión – la de creer en Cristo (Juan 3:16).
Es importante entender, que dicha
decisión debe ser tomada y expresada por cada persona. Esto está claramente
explicado en Romanos 10:9-10: “… que si confesares
con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó
de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero
con la boca se confiesa para salvación”.
La provisión de la salvación por
Cristo tiene que ser creída y recibida personal e individualmente por fe. Esta
es la razón de porqué tenemos que compartir las Buenas Nuevas del Evangelio con
otros (Romanos 10:14; lea también a Juan 1:12 y 3:16).
Concluyendo, el sacrificio de
Cristo es por toda la humanidad. Pero, nadie es salvo, si no toma una decisión
clara y se compromete con Cristo como Señor y Salvador. Estimado lector: ¿Has
tomado ya esta decisión? De ella depende el destino eterno de tu alma. No
tardes, Cristo está a la puerta de tu corazón ¡invítale a entrar a tu vida!
Solo a modo de breve información,
debemos decir, que el concepto erróneo de que todos son salvos, se debe a la
teología universalista, que enseñó la Iglesia Católica
a partir del siglo III, precisamente fecha de la creación de la misma con un
edicto del emperador Constantino, el cual hacia católicos por imposición a todo
un imperio hasta ese momento pagano. A partir de allí se asoció la salvación
con simplemente “pertenecer” a la iglesia a través de los llamados sacramentos.
Esta teología universalista a continuado confundiendo hasta la fecha ha gente
sincera que seguramente desearía ser salva. Ahora entremezclada con movimientos
como la Nueva Era ,
Santería y ocultismo. Por supuesto, esto debido a que el propósito de satanás
es distraer al ser humano para que no ponga sus ojos en Jesucristo como
Salvador y así recibir el don de la salvación y vida eterna. No olvidemos
entonces: “Y en ningún otro hay
salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que
podamos ser salvos”. (Hechos 4:12).
“Gracia y Paz”
Estudios Bíblicos
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