Hebreos 12:6
“Porque el Señor al que ama,
disciplina…”
Un día, mi hija le quitó el
capuchón a un marcador anaranjado y dibujó a su padre. La interpretación de la
niña mostraba ojos, una nariz y una boca, todo dentro de un círculo encima de
dos palos largos (ella me informó que eso eran las piernas). Aunque mi pequeña
recibió una buena calificación por el esfuerzo, su imagen no mostraba ningún
rasgo que tan siquiera reflejara algún parecido con mi esposo: ojos azules, una
sonrisa confiada y un cabello salpicado de canas.
Como hijos de Dios, nosotros a
veces creamos imágenes de nuestro Padre celestial que no son correctas. Quizá
lo vemos como un Dios falto de afecto cuando corrige conductas pecaminosas en
nuestra vida. Y, como la disciplina es dolorosa (Hebreos 12:11), podemos
suponer que su corrección es una forma de venganza divina o el resultado de su
enojo. En realidad, es una prueba de su amor a nosotros. La Biblia dice: «Porque el Señor
al que ama, disciplina» (v. 6). Él nos disciplina para nuestro beneficio, para
que «participemos de su santidad» (v. 10) y para que experimentemos la paz que
surge de vivir una vida recta (v. 11).
Si hoy estás enfrentando la
disciplina de Dios, recuerda que no está mirándote con el ceño fruncido ni
sacudiendo el puño en venganza. Píntalo como un Padre que se preocupa por ti y
que corrige con amor a su hijo en quien se deleita (Proverbios 3:12).
Dios
disciplina con su mano de amor.
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LEA: Hebreos 12:3-11
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Biblia en un año: Jeremías 17–20
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“Gracia y Paz”
Nuestro Pan Diario
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