Romanos 8:28
“Y sabemos que a los que aman a
Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados”.
Piense en alguna circunstancia de
su vida que cambiaría si pudiera. ¿Se siente frustrado? ¿Preocupado? ¿Enojado?
Para experimentar el verdadero contentamiento en medio de cualquier
circunstancia --ya sea debido a un sufrimiento o a un anhelo no satisfecho--,
debe aceptar que la situación fue permitida por Dios, aunque Él no la haya
causado.
En estas situaciones suelo orar,
diciendo: "Señor, elijo aceptar esto como si viniera de ti. No importa lo
que veo en este momento, elijo esperar en ti". Entonces puedo descansar en
su omnipotencia y en el conocimiento de que soy un hijo del Dios viviente. En
vez de sentirme como una víctima desamparada e impotente de mi circunstancia,
sé que estoy cuidado y guiado por mi Padre soberano, pase lo que pase.
La segunda decisión crucial es la
sumisión total. Esto no significa acercarse a Dios de un modo poco sincero, y
decirle: "Bueno, Señor, solo quiero darte gracias por esto ¡Todo está tan
bien!". No, no lo está. Sea honesto y reconózcalo. "Esto es doloroso,
y no me gusta. Pero elijo someterme a ti, porque eres fiel y compasivo. Estoy dispuesto
a perseverar hasta que logres en mí lo que tú quieras. Elijo sacar de tu fuerza
para todo lo que necesito". Si usted toma esta decisión y obedece, sus
temores perderán su poder.
Es posible que usted crea o no
Romanos 8.28. Si lo cree, puede encomendarse al Señor, sabiendo que Él quiere
lo mejor para usted, y por eso le cuidará, y no se apartará nunca de su lado.
Si usted acepta estas verdades, no tendrá razones para sentirse ansioso.
>>Lectura: Romanos
8:28-39<<
“Gracia y Paz”
Meditación Diaria
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