Juan 10:28
“Y yo les doy vida eterna; y no perecerán
jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”.
Cuando salgo a caminar y tomo de la mano a mis
hijos, siento el inmenso cariño que tengo por ellos e intento dar protección y
seguridad al llevarlos junto a mí.
Aprovecho de conversar y dar tranquilidad durante el trayecto para que
no tropiecen en el camino.
Al tomarnos de la mano de Dios, nos asimos a su
mano protectora, es la mano del Padre que ama a su hijo y lo dirige por sendas
correctas mostrándoles sus propósitos, de los cuales uno de ellos es eliminar
la ansiedad frente a lo desconocido, frente a nuestros planes, nuestros
desafíos y nuestras metas. Él no quiere
que te pierdas en tus propios errores, o que te extravíes en tus malas
decisiones. Dios te dice que Su mano es confiable y que te llevará a todo lo
bueno. La mano de Dios está contigo y Él quiere tu bien. En el nombre del
Señor, amén y amén.
“Gracia y Paz”
Pan de Vida
No hay comentarios:
Publicar un comentario