Salmo 145:13
“Tu reino es reino de todos los siglos, Y tu Señorío en todas las
generaciones”
En ocasiones, nuestras cargas
parecen algo más de lo que podemos soportar y nos preguntamos cómo podremos
continuar. En esa situación se encontraba el salmista, el pasaba por esta
sombría encrucijada del camino de la vida y señala hacia Dios, el único capaz
de llevar todas nuestras cargas. Dios puede llevar nuestras cargas
insoportables porque:
·
Su grandeza es inescrutable.
·
Lleva a cabo grandes obras a través de muchas
generaciones.
·
Está lleno de gloriosa magnificencia.
·
Sus hechos son maravillosos y estupendos.
·
Es justo.
·
Es clemente, misericordioso y paciente.
·
Gobierna sobre un reino de todos los siglos.
·
Es fuente para todas nuestras necesidades
diarias.
·
Es justo en todos sus caminos y está lleno de
misericordia.
·
Permanece cerca de los que le invocan.
·
Oye nuestro clamor y nos salva.
Todas las obras de Dios le
alaban. Él satisface el deseo de toda cosa viviente, menos de los hijos
irracionales de los hombres que no se satisfacen con nada. Él hace el bien a
todos los hijos de los hombres, de manera especial a su pueblo.
Muchos hijos de Dios que han
estado a punto de caer en pecado, de caer en la desesperación, han saboreado su
bondad que les impidió la caída, o que los recuperó rápidamente por su gracia y
consolación. En cuanto a todos los que están cargados y trabajados por el peso
del pecado, si van a Cristo por fe, los aliviará, los levantará.
Si a usted, al igual que el Salmista,
le agobia una carga y siente que está a punto de caer, vuélvase a Dios y pídale
ayuda. El está listo para levantarlo y llevar su carga. Él está preparado para
oír y contestar las oraciones de su pueblo.
Dios está presente en todo lugar,
pero está cerca de sus hijos en la forma especial, como solo lo hace un padre
amoroso. Está en sus corazones y ahí mora por fe y ellos viven en Él. Está
cerca de los que le invocan, para ayudarles en tiempos de necesidad. Esta cerca
de ellos para que tengan lo que piden, y hallen lo que buscan si lo invocan de
verdad y con sinceridad. Habiendo enseñado a los hombres a amar su nombre y sus
santos caminos, Él los salvará de la destrucción de pecadores. Entonces, amemos
su nombre y andemos en sus caminos mientras deseamos que toda carne bendiga su
santo nombre por siempre jamás.
“Por tanto, al Rey eterno,
inmortal, invisible, único Dios, a El sea honor y gloria por los siglos de los
siglos. Amén. (1 Timoteo 1:17).
“Gracia y Paz”
(Flor de Siempreviva).
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