Orar y poner peticiones escritas
a Dios en el muro occidental de Jerusalén es una tradición de miles de años.
Millones de peregrinos colocan cada año oraciones escritas en las grietas del muro occidental, también conocido como el Muro de los Lamentos o de las Lamentaciones, en Jerusalén.
Sólo en 2011 fueron 10 millones
las personas que visitaron el muro occidental y muchos de ellos colocaron sus
peticiones entre las piedras, sin preguntarse qué sucede cuando las grietas del
muro se van llenando con esos papeles.
Pues bien, dos veces al año se
quitan los papelitos de entre las rocas y, según explica el rabino Samuel
Rabinovich, nadie los lee “porque son notas entre el hombre y su creador”.
Los obreros que hacen esta labor
sacan las notas escritas sin leerlas, las ponen en bolsas, y luego las
entierran en el cementerio del Monte de los Olivos.
De acuerdo a la práctica
religiosa judía, está prohibido destruir cualquier objeto con el nombre de Dios
escrito. Es por ello que esos papeles con oraciones son tratados casi con el
mismo respeto que los rollos de la Torá o los libros religiosos.
PETICIONES POR CORREO
Refiriéndose al muro de la Plaza
del Segundo Templo hay un testimonio que lo experimenta desde una perspectiva
diferente a la habitual. Es la de Avi Hochman, del Servicio Postal de Israel.
Hochman cuenta: “Este muro es muy
famoso, pues los judíos vienen, oran y ponen peticiones escritas a Dios, esta
es una tradición de miles de años”. Cuando el Rey Salomón dedicó el primer
templo, Dios dijo que sus ojos y su corazón siempre estarían ahí.
“Por eso tradicionalmente los
judíos y personas de otros credos ponen sus oraciones en el muro. Si no pueden
hacer el viaje, envían peticiones por correo”, explica.
“Gracia y Paz”
(Protestante digital)
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