¿Te preocupa tu
manera de vestir?
Romanos 13:12-14
“La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos,
pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos
como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y
lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no
proveáis para los deseos de la carne.”
En esta sociedad en que vivimos, el aspecto del vestuario
ocupa una buena parte de nuestro tiempo, de nuestros pensamientos y de nuestro
presupuesto. Nos preocupa cómo vestir correctamente de acuerdo a la ocasión,
tenemos en cuenta el precio de la ropa, la calidad de la misma y sobretodo si
está de acuerdo con la moda actual. En realidad no hay nada de malo en que
prestemos atención a nuestra apariencia externa y la manera en que nos vestimos,
pero hay algo que es mucho más importante y trascendental que el aspecto
exterior. Se trata del aspecto espiritual.
Durante todo el tiempo que vivimos sin conocer al Señor
creamos hábitos y costumbres que ahora sabemos son cosas malas que no agradan a
Dios y entristecen su Espíritu, y su Palabra nos exhorta a eliminarlas. Dice el
pasaje de hoy: “Desechemos, pues, las obras de las tinieblas…” “Desechar”,
según el diccionario, significa “Descartar, rechazar algo que no gusta o que se
considera innecesario o inútil.” Cuando vamos a estrenar ropa nueva, por regla
general desechamos la vieja que no nos sirve, es decir la descartamos. De igual
manera, en el aspecto espiritual debemos “desechar” las obras de las tinieblas
que existen en nuestras vidas, como “glotonerías, borracheras, lujurias y
lascivias, contiendas y envidia.” Todas estas cosas y otras más que no agradan
a Dios tenemos que desecharlas para vivir una vida agradable a nuestro Padre
celestial.
Ahora bien, es nuestra la decisión de sacarlas de
nuestras vidas. Este pasaje dice: “Desechemos…” O sea, no es algo que el Señor
va a hacer por nosotros. Nosotros debemos hacerlo. Y después dice: “vestíos del
Señor Jesucristo.” Dicha en otras palabras, esta es la orden que recibimos por
medio del apóstol Pablo: “quítense toda esa vieja y sucia ropa espiritual y
vístanse con la limpieza y la santidad de Jesús.” Hay algunos cultos religiosos
que toman el concepto del vestuario y lo usan a su manera. Muchos de sus
miembros pagan grandes cantidades de dinero para que “los vistan de santos”.
Esto consiste en un ritual que se lleva a cabo y después les ponen una túnica
blanca. Claro que de nada les vale la blancura de la ropa exterior, si por
dentro, o sea espiritualmente no han sido renovados, si sus corazones no están
llenos de la pureza y la santidad del Señor; porque Dios no mira la apariencia,
sino mira el corazón, dice 1 Samuel 16:7.
Nada de lo que Dios nos pide que hagamos es imposible,
pues él siempre está dispuesto a ayudarnos, pero se requiere nuestra
disposición para hacerlo. Una vez eliminamos todas esas cosas y “nos vestimos
del Señor Jesucristo”, tenemos que permanecer alertas, pues nuestro adversario
el diablo va a tratar por todos los medios de ensuciar esa ropa, de arrugarla,
de romperla si fuese posible, de hacernos lucir bien mal. Si queremos conservar
nuestra ropa espiritual en buenas condiciones, y lucir bien ante Dios y ante el
mundo, tenemos que luchar contra esas fuerzas del mal cuyo plan es destruirnos
de una manera u otra. Cuando nuestras propias fuerzas fallen, podemos contar
con el poder de Dios. Así dijo Pablo en Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece.”
Pidamos a Dios que nos ayude a desechar todo aquello que
interfiere en nuestra comunión con él, que nos limpie, nos purifique y nos
renueve, Y nosotros hagamos el esfuerzo de vestirnos del Señor Jesucristo
tratando de imitarle cada día de nuestras vidas.
ORACION:
Padre santo, por favor ayúdame a eliminar de mi vida
todos los hábitos y costumbres que no glorifican tu nombre. Dame las fuerzas y
el valor para resistir los deseos de la carne, y vivir una vida de obediencia a
tu palabra que glorifique tu nombre. Por Cristo Jesús te lo pido, Amén.
“Gracia y Paz”
Dios Te Habla
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