Proverbios 27:17
“Hierro con hierro se aguza; Y
así el hombre aguza el rostro de su amigo”.
Convertirse en una persona
consagrada a Dios es una buena meta para cada creyente. Usualmente reconocemos
que la oración y el estudio de la
Biblia son esenciales para lograr este objetivo, pero ¿sabía
usted que el tener relaciones atinadas es también un elemento fundamental en
nuestro camino a la santidad? Amigos, familiares y compañeros de trabajo
pueden, bien ayudarnos o bien impedirnos caminar estrechamente con el Señor.
Puesto que este mundo está lleno
de personas que no comparten nuestras creencias o valores, necesitamos
relacionarnos con aquellas que nos estimulen a convertirnos en las personas que
Dios quiere que seamos. Necesitamos tener relaciones basadas en más que intereses
comunes; necesitamos tener personas en nuestras vidas que nos alienten y
edifiquen en la fe.
Esta clase de amigos nos dan
consejos sabios basados en la
Palabra de Dios. Sus consejos no siempre son agradables, pero
siempre son beneficiosos. No tienen miedo a decir la verdad, aunque sea
doloroso escucharla. Cuando hemos dejado el buen camino, ellos nos confrontan
amorosamente y nos señalan la dirección correcta. Si enfrentamos tiempos de
sufrimiento, ellos están a nuestro lado, animándonos a confiar en el Señor
cuando atravesamos pruebas de fuego.
¿Qué clases de relaciones tiene
usted? ¿Puede nombrar a alguien que le haya ayudado a ser más como Jesús? Estos
amigos son tesoros de valor incalculable. Si usted no tiene a alguien así en su
vida, pídale al Señor que le provea uno. No fuimos creados para caminar solos
en nuestra peregrinación cristiana.
“Gracia y Paz”
Encontacto.org
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